30 de mayo de 2011

Educación vial para niños (4): ver y ser vistos



Comenzamos la cuarta entrega de este especial de Educación Vial para niños con unos consejos orientados a la movilidad como peatones. Ya hablamos sobre cómo caminar por la calle, dando a los padres una serie de recomendaciones para que puedan transmitirlas sin problemas a los niños. Explicamos la diferencia entre acera y calzada para prevenir algunos peligros y también llevamos a la práctica, bajo la supervisión de los padres, los consejos sobre cómo cruzar la calle con seguridad.

Pues bien, hoy hablaremos sobre, ver y ser vistos, dos acciones claramente diferenciadas y de grandiosa utilidad para poder moverse con la tranquilidad que ya le hemos trasmitido a nuestros pequeños. Sabemos que con el tiempo se irán independizando pero mientras tanto nos acompañen a pie, nosotros los adultos, somos responsables de su comportamiento. Por eso, cuando todavía necesitan de nuestra ayuda, hay que tener ojos suficientes para controlar sus movimientos. Más adelante, cogerán confianza y llevarán a la práctica todo lo que han captado de nuestras explicaciones. De ahí, la importancia de saber transmitirle buenos consejos.

Mirar y ser vistos es una de las cualidades necesarias para desarrollar la movilidad dentro de un escenario urbano compartido por otras personas. Tenemos que enseñarles a nuestros pequeños que para ir de un sitio para otro hay que cumplir unas normas de convivencia. Durante nuestros desplazamientos a pie empleamos un espacio que es usado por otras personas que se mueven a pie y también utilizando vehículos con o sin motor.

Es una buena oportunidad, cuando vamos con ellos, aprovechar los traslados cortos a pie para enseñarles todo lo que debemos observar mientras hacemos uso de la acera. Por ejemplo, tenemos que explicarles que hay que ir con cuidado cuando pasamos a la altura de una puerta ancha o puertas que se abren ante la salida de vehículos. En definitiva, hacerles ver que el hecho de transitar a pie requiere ir atento a los movimientos de los demás. Por ejemplo, pararse de golpe ante un escaparate, utilizar el acerado como si fuera el pasillo de nuestra casa, etcétera, son conductas habituales que con el tiempo si no son corregidas, el menor puede interiorizarlas y llevarlas a la práctica en un futuro. Por eso, observar y saber explicar las buenas conductas de los demás también influirán en su comportamiento.


Ser vistos, en el sentido amplio de la palabra, significa que nuestra movilidad está condicionada a una respuesta por parte de los demás cuando compartimos un espacio en común. Por eso, hay que definir claramente nuestra conducta primero como peatones y después como futuros conductores. A nuestros pequeños hay que enseñarles a ser buenos peatones de la mejor manera posible, correr para apurar un paso de peatones en verde quizás no sea una buena postura. Sin embargo, hacernos notar durante la espera en un semáforo de peatones nos dará esa prioridad merecida. La frase, respetar para ser respetado viene bien para explicar en parte la justificación de la norma.

Otro factor a tener en cuenta, es la estatura de los pequeños. A veces cuando el tráfico es denso, sobre todo en las proximidades a los colegios, mientras vamos andando y tenemos que avanzar ante una fila de coches que nos espera para cruzar, nuestro ‘peque’ en todo momento debe ir acompañado y cogido de la mano. En el supuesto de ir suelto, el menor puede adelantarse o mezclarse entre los coches con el riesgo de no ser visto. Igualmente, es importante a tener en cuenta que los niños hasta ciertas edades suelen confundir “ver” con “ser visto”, es decir, ven un coche y creen que el conductor los ve a ellos.

En excursiones o visitas en grupo a pie, hay que tener también en cuenta que el final de la jornada se puede realizar anocheciendo. Caminar por la calle durante la noche y desde la puesta hasta la salida del sol, sobre todo por acerados que no están iluminados, puede ser muy peligroso, pues aunque para nosotros es más fácil ver a los vehículos, ya que llevan sus faros encendidos, para los conductores puede ser más difícil ver a los peatones que circulan. También puede ocurrir que a la salida de la excursión tengamos un día estupendo para pasear y a la vuelta se nos haga de noche. Por dichos motivos, es conveniente tener en cuenta la hora de regreso a casa antes de que oscurezca, sobre todo si tenemos que volver caminando.

Si no nos queda más remedio que volver a pie de noche, por una calle asfaltada o no, es aconsejable caminar por la izquierda y llevar un elemento luminoso o reflectante homologado. Existen en el mercado reflectantes para brazos o tipo de cinturones con la misma función. Es conveniente además, utilizar prendas de vestir blancas o de colores muy claros, porque son más fáciles de ver.

Cuando se circula en grupo es necesario llevar, además, en el lado más próximo al centro de la calzada, las luces necesarias que serán blancas o amarillas las que se dirigen hacia adelante y rojas las que se dirigen hacia atrás. La utilización de linternas estará condicionada a que debe orientarse hacia el suelo para no deslumbrar a los demás peatones o conductores. Todas estas medidas se deben también utilizar cuando por niebla, lluvia o nieve sea más difícil ver bien a los vehículos y que ellos nos vean a nosotros.

Para terminar, como peatones debemos evitar salir de noche y si no nos queda más remedio, hazte ver y procura ser visto. Utiliza elementos luminosos o reflectantes. Son consejos que como padres tenemos que transmitirles a nuestros pequeños ya que son las claves para que afronten las situaciones más típicas en el día a día de su vida. Por tanto, hagamos bien nuestros deberes para que nos copien nuestros hijos