23 de mayo de 2011

Educación Vial para niños (3): cruzando la calle

En esta nueva entrega de este especial de Educación Vial para niños, estamos avanzando a buen paso hacia temas que son bastante críticos como lo es el de cómo cruzar la calle. Hemos conversado sobre que la educación vial de nuestros hijos comienza mucho tiempo antes de que éstos nazcan, y también vimos indicaciones sencillas y prácticas que los padres pueden poner en práctica a la hora de caminar por la calle.

El hecho de cruzar la calle, tan sencillo como debería ser, se convierte en algo complejo de explicar a un niño. Para empezar, debe entender la diferencia entre la acera y la calzada, y a comprender de hecho que es responsabilidad suya fijarse en los que circulan por la calzada. Claro, parece sencillo decirle a un niño: “mira, se cruza por aquí cuando el semáforo es verde, y esperas cuando es rojo”.

La realidad es menos sencilla, y entran en juego múltiples variables como los pasos sin semáforo, los cruces de varias calles, elegir la ruta conveniente, no precipitarse, respetar siempre las normas y no fiarse de conductas que no les hemos explicado primero. Porque podemos convenir con que los niños nos harán caso en lo que les inculquemos, pero los malos ejemplos de terceros adultos pueden jugar en contra de nuestros consejos.

Miles de adultos cruzan a diario las calles sin mirar, o por cualquier sitio de la misma sin que sea un paso para peatones. O bien en rojo, todo por el simple hecho de que no viene nadie además da tiempo de sobra. Esos malos ejemplos deben ser clarísimos para los niños. Un mal ejemplo debe ser mostrado al niño como tal. Nuestros niños no pueden tener lagunas de comportamiento, es decir, no se le debe contar solo lo bueno.

La mejor forma de concienciar, bueno, educar a nuestros hijos es viendo el acto de cruzar como un proceso:

             -Comprobar que por donde queremos pasar es posible hacerlo según las normas viales: paso de peatones, semáforo, luces adecuadas

            -Una vez que las normas de tráfico (que son también para peatones) nos permiten cruzar, asegurarnos de que podemos hacerlo en condiciones de 100% seguridad: que no venga ningún coche mirando a izquierda y derecha siempre, que nada nos entorpezca o nos haga pararnos antes de llegar al otro lado

Desgraciadamente no recomendamos un consejo que nosotros mismos seguímos en otros tiempos, que es que se fijen en los adultos que le rodean. Es esencial que el niño distinga sin fisuras los buenos comportamientos y los malos comportamientos. Esto implica que nuestra conducta con ellos debe ser intachable e impecable. Siempre correctos.

Nosotros somos el mejor ejemplo para nuestros hijos. Cuanto más homogénea sea nuestra conducta, antes calarán las enseñanzas que les demos, y mejor se manejarán por la vía pública. Y cuando se trata de cruzar la calle, lo esencial es que lo hagan con total seguridad, con la seguridad de que lo que hemos enseñado es lo correcto sin lugar a dudas. Creo que es el paso más importante que podemos lograr, que confíen plenamente en nuestro criterio, para que no se vean influídos por criterios más relajados.