16 de octubre de 2012

¿Drogas en el coche?, tolerancia cero: el cannabis




Continuamos con la segunda entrega del especial Drogas y Conducción que venimos publicando en este blog. Se ha hablado, se habla y se hablará de la relación entre el consumo de tóxicos y la conducción en muchas ocasiones. No en vano, las drogas siempre aparecen en el punto de mira de las campañas de la DGT con el lema: tolerancia cero con las drogas al volante. En los últimos estudios se ha comprobado que las cifras de consumo de drogas en nuestro país no son nada optimistas con números de hasta un 19% de conductores que habían consumido alguna sustancia ilegal.

En el caso del alcohol, su porcentaje se sitúa en un cinco por cien y al menos un tres por cien de sujetos eran consumidores de drogas y alcohol conjuntamente. España es uno de los países con mayor presencia de drogas en sus conductores según la Comisión Europea. La cocaína, que tratábamos en nuestro primer artículo, baraja cifras de un 11,3% de presencia en conductores solo superada por el tóxico que abordaremos hoy, el cannabis, con un impacto de hasta un 14%. A estos datos hay que añadir una estadística del Instituto Nacional de Toxicología que revela la presencia de drogas en un 15% de los conductores fallecidos en el pasado año 2011 por un 11% del año 2004.

Cannabis, historia y procedencia
Estamos delante de una de las drogas más antiguas y consumidas que se extrae de los brotes floridos de la planta del cáñamo. Una planta cuyas fibras han sido de utilidad para fabricar ropa, calzado y cuerdas de la que su semilla es comestible. Ha sido utilizada en medicina y también como uso lúdico y recreativo. Existen muchos híbridos de las razas puras de esta planta que suelen ser cultivos artificiales de invernadero en los que se buscan especies con mayor rendimiento y concentración del principio activo. Para el cultivo natural su clima óptimo es el húmedo y cálido.

Es posible que su origen tuviese lugar en Asia Central. Las referencias más antiguas de esta sustancia datan de un libro de farmacopea hacia el año 2700 antes de Cristo, en el que se la dan atributos medicinales. Muy usada en pueblos del Extremo Oriente con fines religiosos, curativos o por su fibra textil de gran resistencia, aunque fue el mundo árabe cuando adquirió su mayor difusión. Es introducida en Europa por el ejército de Napoleón y llega a América a través de los españoles dónde su fibra fue muy utilizada. Actualmente es la droga ilegal más consumida en España y se discute su papel como puerta de entrada a otras drogas.

Formas de consumo y efectos del “porro”
Las vías más utilizadas en el consumo de este tóxico son la fumada y la oral en comestibles aunque la primera es más rápida en su acción. En la planta del cannabis se aíslan muchas sustancias que se denominan cannabinoides, de las cuales el Delta-9 tetra hidrocanabinol o THC, es el principal responsable de los efectos psicoactivos. Se puede decir, por su acción en el sistema nervioso central, que tenemos un hipnótico sedante por un lado y un alucinógeno por otro.

En todo caso, los efectos dependerán principalmente de la cantidad de THC. El hachís es una resina con un 10 o 20% de principio activo que se fuma o se come. Se la suele denominar costo o chocolate y mezclada con tabaco se le llama porro, canuto o petardo. El más alto contenido en de THC, entre el 15 y el 30% se presenta en forma de aceite y el más bajo, sobre el 5%, lo tiene la marihuana, más conocida como hierba o maría. El kifi por su parte es un preparado a base de hojas de cáñamo y la Grifa se prepara a partir de las flores secas.

¿Por qué el cannabis y la conducción son incompatibles?

Los efectos del cannabis aparecen rápidamente tras inhalar el humo de un porro y duran aproximadamente tres horas. Por vía oral se necesita aumentar la dosis de dos a cuatro veces para presentar los mismos efectos que fumado. La intensidad de estos efectos, tienen sus variaciones debido a factores como la calidad de la propia droga o la forma de consumo, pero el propio individuo se convierte en una variable a tener en cuenta. La personalidad, el estado de ánimo, si se consume solo o en grupo, en ambientes conocidos o desconocidos, influyen.

En general, las drogas no sientan igual a todas las personas. Hay patologías en el consumo que seguramente nos encontraremos más tarde o más temprano. El consumo de cannabis y sus derivados, suele producir una lista de reacciones muy larga y que, evidentemente, no se llevan bien con la conducción. Sensación de bienestar, risa espontánea y alteraciones de la percepción o atención, pueden pondrán en riesgo la actividad de conducir al reaccionar más lentamente. Y lo que es peor, reaccionar más lento sin darnos cuenta, pensando que estamos en plenas facultades.

No hace falta por tanto un consumo abusivo, un cuadro de abstinencia o una complicación médica típica de consumidores de muchos años de evolución para que nos afecte realmente. Un consumo puntual, un porro en una fiesta, y después conducir con somnolencia, relajación y falta de proceso de la información, multiplica el riesgo de tener un accidente. Y en consumos crónicos, a parte de los problemas respiratorios, tendremos ansiedad, confusión trastorno psicótico y aumento de cuadros depresivos, todo esto en la vertiente psiquiátrica. En el próximo artículo tocaremos las drogas de diseño

Fuente: Circula Seguro