4 de agosto de 2011

La DGT quiere reducir a 90 km/h la velocidad en carretera

La medida afectará a las vías convencionales con más de 1,5 metros de arcén, donde el límite está en 100 km/h  

El director general de Tráfico (DGT), Pere Navarro, anunció ayer que propondrá la reducción del límite de velocidad en las carreteras convencionales -las que tienen un solo carril por sentido- de los 100 a los 90 kilómetros por hora, con independencia del ancho del arcén de la vía.
 
El responsable de la DGT señaló que la medida podría entrar en vigor antes de que acabe la legislatura y confió en que ayudará a reducir la siniestralidad en las carreteras secundarias, escenario de más del 75% de los accidentes mortales. El año pasado fallecieron 1.730 personas en siniestros de tráfico y, de ellas, 1.331 perdieron la vida en una carretera con un solo carril por sentido de la circulación.
 
Además de la mejora de la seguridad, la propuesta de la DGT pretende evitar confusiones entre los conductores que, en ocasiones, pueden tener dudas sobre la velocidad máxima de una determinada vía ya que actualmente depende del ancho del arcén: 100 kilómetros por hora para las carreteras convencionales con un arcén de más de 1,5 metros de anchura y 90 para el resto.
 
De este modo, si todas las carreteras convencionales tienen un único límite de velocidad de 90 kilómetros por hora, la norma se hace «más sencilla y comprensible» para los conductores, según Navarro.
 
El responsable de la DGT aseguró que no será necesario instalar nuevas señales, como sucedió con el 110, sino que bastará con retirar las de 100 km/h existentes, ya que el nuevo límite genérico de todas las vías convencionales será de 90. «Así es mucho más fácil de entender para los conductores. Colocaremos grandes carteles al inicio de las carreteras secundarias advirtiendo del límite de 90, para que cada uno pueda poner el limitador de velocidad de su coche a ese límite estándar de 90 kilómetros por hora», destacó.
 
Navarro descartó por ahora una vuelta a los 110 en autopista y autovía, medida que recordó que fue «excepcional», basada en motivos de ahorro energético y no en un intento de reducir las cifras de siniestralidad. «El 120 es la velocidad que en toda Europa se considera el equilibrio entre unas buenas infraestructuras, unos coches seguros y las necesidades de la velocidad vial. Con 120 venimos consiguiendo unos buenos resultados y nos sentimos cómodos», dijo