28 de marzo de 2011

Más de un millón de vehículos, sin seguro ....

En España hay matriculados unos 31 millones de vehículos y, por lo que afirma el Tribunal de Cuentas, más de un millón de ellos circula sin ningún tipo de seguro. Al parecer, existe un gran desfase entre los números que maneja la DGT y los que maneja el Consorcio de Compensación de Seguros.

Aunque es más que probable que no todo el diferencial se pueda atribuir a vehículos sin asegurar, el dato es significativo si tenemos en cuenta que circular sin seguro representa un problema para todo el mundo: para quien no lo contrata, también para el que sufre una colisión contra un vehículo sin asegurar y para quienes deben costear la broma.

Circular sin seguro es un acto de irresponsabilidad. Esto que digo no es peyorativo, sino descriptivo. El conductor es responsable de los daños ocasionados a personas y bienes “con motivo de la circulación”, como dice la Ley sobre responsabilidad civil y seguro en la circulación de vehículos a motor, pero como se da la circunstancia de que algunos hechos de la circulación ocasionan graves daños que un bolsillo particular es incapaz de costear resulta aconsejable, y además obligatorio, suscribir un seguro que se haga cargo de cubrir esos daños.

Por eso incumplir la obligación de asegurar el vehículo es un acto de irresponsabilidad. Si el conductor es responsable de sus actos pero resulta incapaz de cubrir los daños que pueda ocasionar…

“Ah, pero eso es sólo si pasa algo”, dirá algún avispado. Bien, que levante la mano aquel que algún día haya tenido que rellenar un parte amistoso y que ese mismo día al levantarse hubiera pensado: “mira, hoy me voy a pegar un leñazo contra otro coche”. Salvo ese 2,6% de siniestros graves en que sus protagonistas buscaban el suicidio y algún que otro cafre más, dudo que haya un solo conductor que lleve apuntado en su agenda algo como “hoy me la pego”.

Vale, es absurdo pensar que estamos condenados a sufrir un siniestro en el asfalto, pero de la misma forma que resulta absurdo lanzarse a la carretera pensando que nunca va a ocurrir nada. Aunque dominemos los factores de riesgo y seamos preventivos, nuestros vecinos de viaje siempre nos pueden sorprender.

Por pura probabilidad, estamos expuestos a sufrir un percance, y ese riesgo será tanto mayor cuanto más superadas queden nuestras capacidades por la realidad que nos rodea. Y, desde luego, si las exigencias que nos imponen la vía y el tráfico nos superan sistemáticamente a nosotros mismos o a las condiciones de nuestro vehículo, el siniestro llegará en un momento u otro; de otra manera, es que estamos abusando de la confianza de la diosa Fortuna.

En cualquier caso, más vale que llevemos los papeles en regla. Los conductores noveles dicen que les cobran mucho por su condición de conductor novel, ya que los datos indican que el conductor joven es la estrella de la siniestralidad vial. “Las aseguradoras son empresas, no ONG, así que si queréis seguros más baratos – haced lo posible por que estas estadísticas den un giro, dicen estas últimas.”

En cualquier caso, la solución nunca puede ser dejar de asegurar el vehículo. Si a mí me dan un golpe con un vehículo sin asegurar, lo que menos me va a apetecer, después de que se me lleven el coche al taller y a mí al hospital, es tener que peregrinar para que alguien responda por esos daños. Además de ser una irresponsabilidad por parte del otro, me parecería una canallada.

Fuente : Circula Seguro..