Un 70 % de los jóvenes españoles ha visto porno en internet -al que se accede por primera vez a los 8 años, aunque su consumo se generaliza a los 14-, que, cargado de machismo y prácticas de riesgo, genera un incremento en el consumo de la prostitución y cambios en las relaciones interpersonales.
Son algunas de las conclusiones del informe «Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales», elaborado por la red Jóvenes e Inclusión y la Universitat de las Illes Balears para estudiar el impacto de la pornografía en los jóvenes y adolescentes, presentado este lunes en Madrid.
Han sido encuestados casi 2.500 jóvenes de siete comunidades de entre 16 y 29 años, en su mayoría heterosexuales (76,7 %).
El documento apunta asimismo al aumento de «las manadas en España» -más de 100 judicializadas actualmente con 350 personas encausadas-, ha subrayado Carmen Orte, docente de la Universidad balear, quien ha explicado que el vídeo porno más visto en la actualidad en internet escenifica «una violación en grupo muy violenta».
Casi un 70 % de los entrevistados dice que ha recibido una educación afectivo-sexual «insatisfactoria» y para resolver sus dudas acude en un 72,8 % de los casos a las amistades y en el 69,1 % a internet.
«Los padres y profesores solo son una opción para el 27,5 %», lo que, a juicio de Lluis Ballester, del departamento de Pedagogía de la Universidad balear y uno de los responsables del informe, significa que «los adultos no existimos para aconsejarlos en materia sexual».
Son los hombres los que lo consumen mayoritariamente (un 87 %), aunque en los últimos 5 años han aumentado en un 20 % las visualizaciones por parte de las mujeres.
En el 43,9 % de los casos (62,4 % chicos y 25,3 % chicas) acceden al porno en las redes para masturbarse, por curiosidad el 40 % y para aprender sobre sexo el 25,4 %.
Carmen Orte ha añadido que el hecho de que el acceso al porno se haya reducido a los 8 años se debe a que «simplemente los menores tienen un móvil, en el que, aunque no busquen la pornografía, se la encuentran».
Además, este primer informe sobre el impacto de la pornografía en los adolescentes, alerta de que el porno a través de internet -más accesible, asequible, sin límite y anónimo- está detrás del aumento de prácticas sexuales de riesgo para la salud.
«Sexo sin preservativo o presencia de violencia abierta con estrangulamientos o fuertes golpes» normalizan en los jóvenes estas situaciones, que demandan a sus parejas o les incitan a consumir prostitución para realizarlas», ha explicado Ballester.
«Un 50 % reconoce haber incrementado las prácticas de riesgo después de consumir pornografía y el 4,5 % ha pagado por encuentros sexuales o estaría dispuesto a hacerlo -el equivalente a 300.000 personas-», según el pedagogo, que ha denunciado «la avalancha de anuncios de contactos sexuales que se reciben mientras se visiona porno».
Ha insistido también en la «cosificación de la mujer» en el porno consumido el la red, que la reduce a objeto sexual disponible para el hombre, ya que «se silencia el deseo femenino y todo empieza y acaba con la erección masculina».
En este sentido, la exministra de Sanidad Carmen Montón, quien ha participado en un debate posterior a la presentación del informe, ha denunciado que el «nuevo porno» (el consumido a través de internet) «genera la creencia de que los hombres tienen acceso libre al cuerpo de las mujeres» y ha calificado como «preocupante» que la «pornografía se haya convertido en la nueva educación sexual».
«Educa en conductas y creencias violentas con el resultado de la supremacía del varón hacia la mujer», ha subrayado Montón, que ha rechazado la prohibición de la pornografía, pero sí ha apostado por desarrollar acciones «concretas e incrementar la vigilancia respecto a los menores».
Orte ha destacado que esta representación de la mujer coincide con el mencionado aumento de «las manadas en España».
Ante este panorama, Rosa Martínez, de la Universidad de Vigo, ha demandado la apertura del debate social para desarrollar un modelo educativo «integrador» que «respete la diversidad sexual con actitudes democráticas».
Fuente: Universitat de las Illes Balears