La llegada del buen tiempo suele ser una de las mejores épocas del año. Muchas empresas cuentan con jornada laboral de verano, tenemos más tiempo de ocio, vacaciones, podemos ir a la piscina o a la playa… Y por supuesto, casi no nos tenemos que preocupar ningún día de la lluvia para disfrutar de la moto.
Pero por otro lado hace que también se coja más la moto para desplazamientos cortos y, debido a ello, se descuide a protección que llevamos. Obviamente no nos olvidamos del casco pero otras prendas como la chaqueta, los guantes o los pantalones técnicos pasan a convertirse en camiseta de manga corta, bañador e incluso chanclas.
Por desgracia, el asfalto está igual de duro en invierno y en verano. Si sufrimos una caída, aunque sea a baja velocidad, se saldará casi con toda seguridad con abrasiones en manos, brazos y piernas. Seguro que alguna vez nos hemos caído en bici y hemos llegado a casa con una buena raspadura en el cuerpo. Pues pensad que en la bicicleta vamos mucho más despacio así que si el accidente lo sufrimos en moto, nuestras heridas serán exponencialmente mucho peores.
Un accidente en el que no vayamos correctamente protegidos con casco, guantes, chaqueta, pantalones y botas, nos llevará casi con toda seguridad al hospital aunque no nos hayamos roto nada. Una vez allí, los médicos tendrán que curarnos las heridas sufridas y lo peor es que las abrasiones, cuentan con el inconveniente de que son muy sucias y en ellas suele haber restos de asfalto, gravilla, tierra e incluso pequeños trozos de nuestra ropa que se pueden haber quedado pegados.
Es imprescindible limpiar bien la herida con agua y jabón. Pero además se utilizan medios mecánicos tales como cepillos o utensilios con los que se puedan frotar las heridas. Imaginaros el dolor que pasaremos cuando nos tengan que limpiar una herida en la que, literalmente, ya hemos perdido la piel y la tenemos como se suele decir, en carne viva.
Posteriormente y durante la fase de curación y cicatrización la herida nos supurará con asiduidad y, seguramente, se nos quede pegado el vendaje con lo que a la hora de retirarlo será verdaderamente doloroso. Si todo va bien y no tenemos complicaciones en forma de infección, lo más seguro es que nos quede una o varias cicatrices.
Desde Circula Seguro siempre os hemos recomendado la utilización de ropa durante todo el año. Para el verano, los fabricantes cuentan desde hace años con multitud de prendas perforadas que permiten el intercambio de calor. De igual forma, hay calzado discreto y para nada caluroso pero que ofrece protección. En un accidente, el estrés que sufren las articulaciones es tal que si no llevamos calzado que amarre al tobillo, lo más probable es que nos salgan disparados y es bastante común perder dedos del pie en el roce con el asfalto.
Podéis leer un caso real atendido recientemente de un accidente urbano en moto sin protecciones. Pensad que, si no vais protegidos, la próxima vez podéis ser vosotros los que lo sintáis en vuestra propia carne, literalmente.
En Circula Seguro