El casco es,
como casi todos sabemos, el primer y más importante elemento de
protección que tiene un motorista frente a los impactos que puede
sufrir en su cabeza. Aunque para ser más exactos debería decir que no solo
salvaguarda la integridad de los conductores de vehículos de dos ruedas, sino
que también es imprescindible para los corredores de coches, ciclistas,
trabajadores, patinadores, etc.
Aunque aquí hablaremos en
concreto de los cascos de motoristas y de los diferentes tipos que existen, en
función de su tipo de construcción y forma. Pero antes de entrar en detalle,
debemos recordar que el uso del casco es obligatorio cuando
conducimos un ciclomotor o una motocicleta, y además de minimizar los daños que
podamos sufrir en una caída, no usarlo implica la retirada de tres
puntos y una sanción económica de 200 euros.
Los
primeros cascos
¿Qué fue primero, el huevo o la
gallina? ¿El casco o la motocicleta? En este caso la solución es muy fácil: la
motocicleta. Los primeros conductores empezaron a usar antes prendas que los
resguardase del frío como cazadoras que los cascos.
Un buen día, aproximadamente en
los años 30, alguien que quizás había besado el suelo en demasiadas ocasiones,
decidió ponerse uno de cuero similar a los que usaban los pilotos
de aviones. Proteger, lo que se dice proteger, no protegía mucho pero servía al
menos para que las piedras que en aquellos años poblaban las carreteras no
hiciesen daño.
Es complicado decir exactamente
quién fue su inventor aunque la mayoría está de acuerdo en que el precursor fue
el neurocirujano Hugh Cairns. Todo surgió a raíz de la muerte
del mítico actor Thomas Edward Lawrence, más conocido como Lawrence de
Arabia, en 1935 después de golpearse la cabeza en un accidente de motocicleta
tras haber evitado atropellar a dos niños que se interpusieron en su camino.
Hugh Cairns diseño un casco
fabricado con fibras de coco entretejidas y pegadas mediante una
resina. Se sujetaba a la cabeza mediante dos tiras de cuero que partían de los
laterales a la altura de las orejas y se abrochaba debajo de la barbilla con
una hebilla.
Gracias a los motoristas del
ejército inglés, realizó dos estudios entre 1941 y 1946, concluyendo en el
segundo de ellos que los motoristas que habían usado su casco sufrieron un
menor número de heridas y además de menor consideración que los que no lo
llevaban. El primer casco que apareció con fabricación en serie fue el
denominado tipo Cromwell, basado precisamente en los fabricados por
el Doctor Hugh Cairns.
A partir de este momento la
industria del casco fue avanzando a pasos agigantados, y los materiales con
los que se fabricaban fueron mejorando cada vez mas. De las fibras de coco se
pasó a cartón piedra forrado con corcho, fibra de vídrio, A.B.S.
(acrilonitrilo-butadieno-estireno, material termoplástico que no debemos
confundir con el sistema antibloqueo de frenos), poliuretano, y últimamente fibra
de carbono y kevlar.
La patente del
casco fue realizada por Charles F. Lombard, un investigador de la
Universidad del Sur de California en 1953, y que ya utilizaba la misma forma
constructiva que conocemos en la actualidad: un interior acolchado que disipa
la energía del impacto y una exterior, también denominada calota, ligera y muy
resistente.
En 1957, la Fundación
Snell, que tomaba su nombre de William “Pete” Snell, piloto que falleció a
consecuencia de las heridas sufridas en la cabeza tras un accidente de
motocicleta, normalizó la fabricación de los cascos.
Tipos
de casco
Casco
integral
Los cascos, en función de su
forma se pueden dividir en cinco clases, que agruparemos desde los más seguros
a los menos seguros: integrales, semi-integrales, modulares o
convertibles, jet, semi-jet y los conocidos como calimeros o
quitamultas, que han sido prohibidos.
Los cascos integrales rodean
completamente la cabeza y cara. Poseen una pantalla practicable en la parte
frontal y tomas de aire delanteras y traseras para mantener una óptima y
confortable temperatura interior. Dependiendo de la calidad, utilizan sistemas
de cierre rápido o hebillas denominadas de “doble D”, siendo estas últimas las
más seguras ya que es prácticamente imposible que se suelten en un accidente.
Casco
modular
Los cascos semi-integrales,
modulares o convertibles presentan un aspecto casi idéntico a los anteriores,
con la diferencia de que además de la pantalla, toda la parte frontal es
practicable, pudiendo abrirse completamente dejando el rostro al aire. Muy
cómodos por ejemplo para hablar con la gente sin tener que quitárnoslo aunque
por seguridad, se debe circular con ellos cerrados con el fin de que nos
protejan correctamente.
Casco
jet
Los cascos de tipo jet son
muy utilizados por conductores de scooter y ciclomotores. Protegen completamente
la cabeza y dejan abierto el rostro aunque algunas versiones, para evitar la
molestia del aire en los ojos, poseen pantallas o semipantallas.
Casco
semi jet
Por último, los cascos
semi-jet son casi iguales que los anteriores aunque un poco más
pequeños, dejando la parte inferior de la cabeza al aire (laterales de la
mandíbula y parte superior de la nuca). También disponen de pantallas frontales
para evitar el aire en la cara.
Uso
del casco
El casco debe utilizarse cada
vez que nos subamos a una motocicleta o ciclomotor, incluso para realizar
maniobras a baja velocidad tales como aparcar en un parking o similar ya que
incluso en ese momento podemos sufrir una caída y golpear el suelo con la
suficiente violencia como para sufrir lesiones de gravedad.
El casco nos debe asentar
correctamente en la cabeza, de forma firme pero sin que nos haga daño. Un
casco nuevo es bueno que incluso nos apriete un poco porque con el uso el
interior acabará cediendo y nos encontraremos más cómodos. Un casco que nos
quede flojo no nos protegerá correctamente. Igualmente, lo llevaremos
correctamente abrochado y con la correa lo suficientemente tensa para evitar
que en caso de colisión nos pueda salir despedido.
Por último, dependiendo del
material que está fabricado, puede tener una fecha de caducidad a
partir de la cual no nos protegerá correctamente y tendremos que cambiarlo.
Además, en caso de sufrir cualquier accidente o golpe, deberá ser remitido
al fabricante para que lo inspeccionen por si ha sufrido desperfectos
que pueden disminuir su eficacia aunque a simple vista lo veamos en perfectas
condiciones.