Todos
somos peatones en algún momento, los conductores también. Esto no será la
primera ni la última vez que nos oigas decirlo porque es una gran verdad.
Además hay peatones de todas las edades, desde niños hasta
ancianos y con múltiples condiciones particulares, desde el peatón deportista
que corre como el rayo hasta personas con movilidad reducida.
Siendo los peatones un grupo de
usuarios muy vulnerable en el tráfico, y que en caso de accidente con un
automóvil tiene todas la papeletas de llevarse la peor parte, debemos, todos,
incrementar esfuerzos en reducir al mínimo las posibilidades
de que un peatón resulte atropellado.
Para evitar atropellos hay que
tener presente la responsabilidad de ambas partes, de los conductores, que
deben ser precavidos, respetuosos y considerados con los peatones, y
también de los propios peatones, que no
pueden cruzar de cualquier manera y por cualquier lugar una calle o carretera.
Cuando
hay menos luz, ¡cuidado! sé más precavido
Ahora que estamos metidos ya en
pleno otoño y se acerca el invierno, oscurece más temprano.
Cuando hay menos luz, como peatones debemos tener presente que aumenta
el riesgo de ser atropellados: con poca luz y a cierta distancia puede ser
complicado para el conductor ver bien a un peatón.
Como peatones es muy importante
asegurarnos de que nos ven bien los automóviles. Es una obviedad, pero muchas
veces no nos paramos a pensar en ello. Es una cuestión de visibilidad, y no
solo de ver, sino de ser vistos.
En ciudad hay que evitar cruzar
la calle por zonas mal iluminadas. Las ropas muy oscuras no favorecen nada que
se nos vea de noche a cierta distancia: son más recomendables las ropas
claras (el blanco el mejor sin duda).
Mucho cuidado también con salir
detrás de objetos, como un contenedor o una furgoneta alta, que no dejan a los
conductores vernos con antelación y tiempo para reaccionar.
Podemos llevar algún elemento
reflectante integrado en las prendas de ropa: no suele ser difícil
encontrar estos pequeños elementos integrados en ciertos tipos de calzado o
cazadoras. Esto es si cabe más importante en el caso de los niños, que suelen
ser más despistados y no ven el peligro: un gorra, una mochila, una cazadora o
unas zapatillas deportivas pueden incluir partes reflectantes que les harán visibles
desde mucho más lejos.
Prendas
claras, reflectantes y luces te harán visible
Es importante saber también que
los niños de hasta nueve años de edad no procesan al nivel de
un adulto las distancias relativas y las velocidades de los automóviles, y les
resulta más difícil valorar si es momento de cruzar o no, si el coche está muy
lejos o no, si viene muy rápido o si está frenando. Con esa edad los niños no
deberían ir nunca solos por la calle, sino acompañados de un adulto y cogidos
de la mano, y más aún de noche, un momento más peligroso.
Si
estamos en la carretera y hay que apearse del vehículo hay que
extremar las precauciones, porque vale más prevenir que lamentar. No hay que
olvidar que al bajarse del coche hay que colocarse obligatoriamente el chaleco de
emergencia, que incluye bandas de material reflectante para mejorar la
visibilidad desde lejos.
Y si además la zona no tiene
iluminación o está muy mal iluminada es también imprescindible llevar una luz con
nosotros, y no solo una linterna para ver por dónde caminos, sino para ser
vistos. Hoy en día gracias a las luces LED hay muchos dispositivos, pequeños y
con baterías recargables que duran bastantes horas, que podemos llevar puestos
para hacernos ver (por ejemplo muñequeras luminosas, entre otras soluciones).