¿Le resulta complicado trazar una rotonda?
¿Reacciona con lentitud a la hora de frenar el coche? ¿Tiene dificultades para
diferenciar el color de un semáforo?
Si contesta sí a estas preguntas es
posible que no esté en condiciones de conducir y que, además, su estado esté
provocado por la ingesta de medicamentos.
A partir de los 65 años, el 20% de las personas que
conducen toman más de 5 fármacos al día y muchos de ellos tienen un importante
impacto sobre las capacidades que se requieren a la hora de sentarse al
volante.
Aunque normalmente los accidentes suelen producirse
por la convergencia de varias circunstancias y no por una sola causa, debemos
saber qué alteraciones nos va a producir el medicamento prescrito por el médico
si somos conductores.
A veces, la disminución de la capacidad de
respuesta a la hora de conducir no la produce un medicamento por sí mismo, sino
las interacciones que se pueden producir con otros fármacos que estamos tomando
al mismo tiempo.
Otro factor que puede influir es el desconocimiento de los
efectos que pueden tener los medicamentos cuando nos automedicamos y
desconocemos este posible efecto sobre nuestras capacidades, algo que ocurre
cuando nos tomamos un “simple” paracetamol para erradicar un dolor de cabeza.
Efectos indeseables
Los efectos negativos de los medicamentos sobre la
capacidad de conducción se denominan efectos indeseables, pero no siempre son
igual de intensos en una personas que en otras. Los principales efectos
secundarios son:
Efecto sedante (somnolencia, disminución de la
alerta…)
Alteraciones oculares (visión borrosa, trastornos
de acomodación…), y alteraciones auditivas (zumbidos, acúfenos…)
Vértigos y temblores, entre otros.
Prevención
La prevención en estos casos es fundamental. Es muy
recomendable que cada vez que empiece a tomar un medicamento que potencialmente
pueda alterar la capacidad de conducir, evalúe sobre sí mismo cómo reacciona su
cuerpo ante la medicación antes de ponerse al volante de su coche. Observe cómo
influye en sus reflejos, en su capacidad de concentración y si le produce
excesiva somnolencia.
Recuerde
La reacción del organismo a los medicamentos es más
significativa los primeros días del tratamiento y puede no ser tan fuerte
después. Siga siempre las instrucciones indicada en cuanto a las dosis y al
tiempo de duración del tratamiento. En caso de duda, consulte a su médico o
farmacéutico.
Los medicamentos que más afectan a la capacidad de
conducción son los ansiolíticos, antidepresivos, tranquilizantes o incluso
algunos colirios o pomadas oftalmológicas que pueden influir sobre nuestra
correcta visión. Los medicamentos para tratar los resfriados o las alergias
también pueden disminuir nuestros reflejos. Concretamente los antihistamínicos
pueden producir somnolencia, sedación y disminución de los reflejos. En caso de
duda, consulte siempre al médico o farmacéutico. Sepa que un simple
descongestionador nasal puede afectarle.