Hace
unos meses se habló en Circula Seguro de una normativa específica de circulación para ciclistas anunciada
por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, con objeto de compatibilizar
la movilidad entre bicicletas, peatones y vehículos motorizados.
Pues
bien, la cosa va en serio y la reforma del Reglamento General de Circulación ya
está en marcha y prevista su publicación oficial para finales de año. Una de
sus novedades más importantes es que se exigirá a los ciclistas el uso
del casco de protección por casco urbano.
Voy
a mencionar algunas de las razones favorables o en contra de esta
medida y así llegar a un punto de vista neutral, y a partir de ahí,
que cada uno crea lo que estime oportuno. Son tres argumentos a favor, tres en
contra. Estoy completamente seguro que hay más pero me he quedado con los más
importantes.
Argumentos a favor de la medida
El
casco de protección actualmente es obligatorio para los ciclistas que circulen
por las vías interurbanas. Si dicho elemento de seguridad pasiva se tiene en
cuenta para velar por la seguridad e integridad de dicho colectivo, razón de
más para pensar que circular por casco urbano cumpliría también dicha
función de protección.
La
utilización del casco desde temprana edad, aunque sea por las zonas
residenciales, por un lado anteponemos el cuidado de nuestros pequeños para
evitar lesiones derivadas ante las primeras caídas y por otro potenciamos
de alguna manera los buenos hábitos orientados a la prevención y
respeto a las normas de tráfico.
Ante
la indeterminación de espacios, vías y carriles que pueden ser utilizados tanto
por peatones como por vehículos motorizados en casco urbano, el uso del casco
puede proteger a los ciclistas ante cualquier atropello o caída ocasionada
ante una maniobra inesperada de algún peatón o una inadecuada distancia lateral
de seguridad.
Argumentos en contra de la medida
La
Coordinadora en Defensa de la Bici (ConBici), piden poder circular sin casco alegando que la
obligatoriedad de dicho elemento de seguridad en ciclistas que
circulen por vías urbanas desincentiva el uso de la bicicleta al entender que
dicha imposición genera rechazo ante la posibilidad de ser multado.
El uso
del casco en ciclistas está más orientado para la prevención ante
lesiones derivadas de caídas en vías interurbanas donde la velocidad es mayor y
no tanto cuando la circulación se realiza por centros urbanos o calles con
velocidad de peatón, limitada a las circunstancias de un tráfico más denso y la
afluencia de personas que rápidamente pueden atender a los ciclistas.
Llevar
colocado y correctamente abrochado el casco mientras circulamos en bicicleta
por ciudad puede resultar además de molesto para el ciclista, por
la cantidad de giros o movimientos de cabeza de un lado a otro, puede
restarle visión ante la permanente atención que conlleva tener que
compatibilizar el espacio con peatones y vehículos motorizados. Además, en
verano y con altas temperaturas el uso del casco puede acelerar un
posible golpe de calor a su portador.
Llegados
a este punto, los planteamientos sobre el casco obligatorio para
ciclistas cuando circulen por zona urbana tienen sus pros y
sus contras. Por un lado, sabemos que el riesgo por ciudad es menor
al no alcanzarse altas velocidades pero por otro lado en caso de caída o sufrir
una colisión o atropello, el casco puede salvar nuestra vida o
al menos evitar lesiones mayores