Siempre que hablamos de
peatones en Circula Seguro nos centramos en los conductores y en los
propios peatones. Hablamos sobre cómo deben comportarse unos y otros para
evitar atropellos, sobre normas, sentido común y prudencia. Sin embargo, los
peatones somos todos, y también hay que incluir en la ecuación a la
administración y a los fabricantes de coches. Y es que todos formamos parte del
problema, y por supuesto de la solución.
Todo el mundo debe poner de su
parte para evitar que se produzcan atropellos, para proteger a los más
débiles, pero también para dificultar el hecho de que se puedan dar
circunstancias favorables para los mismos. Por eso, mientras los conductores
deben poner de su parte conduciendo con prudencia y respeto, y mientras los
peatones deben hacer tres cuartas partes de lo mismo, pero teniendo en cuenta
que llevan las de perder, tanto la administración como los fabricantes de
coches tienen en sus manos contribuir a mejorar las condiciones de la vía por
un lado, y de diseñar soluciones que minimicen los daños en caso de atropello.
Más
sistemas de protección al peatón en los coches
Existen ya airbags para peatones, y en los diseños más modernos se
tiene en cuenta al peatón en caso de atropello para que la carrocería se
deforme de la mejor forma posible. Estas deformaciones se piensan para que la
chapa absorba más energía en una colisión contra un peatón, que el propio
cuerpo humano. No son sistemas infalibles, pero a bajas velocidades ya se ha
demostrado que son bastante eficaces, y que permiten reducir las lesiones, o
como mínimo su gravedad.
El problema es, precisamente, que estos
diseños se implantan en coches nuevos, mientras que en el resto del parque
automovilístico no están disponibles. Se trata de un proceso lento, progresivo,
pero el esfuerzo debería ser para tener sistemas de protección a peatones en
todas las gamas y modelos, como un airbag más (y no solo hablo de airbags
específicamente). Vamos, que venga de serie.
La
administración puede formar, investigar y fomentar la conducción sosegada
El papel de la administración es
más importante, si cabe, que el que se le puede asignar a los fabricantes. La
administración tiene en su mano concienciar a la gente, lanzar
campañas publicitarias, modificar la ley educativa (de forma constructiva) y
centrarse en una labor que es vital para hacer ver a los grupos más
desfavorecidos en caso de accidente, como son los niños y los mayores, que para
ser un peatón hace falta estar atento a todo, y más si cruzamos la calle.
Otro punto en el que la
administración puede hacer muy buena labor es en la investigación de
los atropellos, con el fin de que haya cada vez menos, y si los hay que
sean menos graves. Esos datos se pueden utilizar para detectar fallos en la
infraestructura, o sea, en la vía o en los pasos de peatones, en la cadencia de
los semáforos y mil cosas más. Pero lo que ha de hacerse es reaccionar,
utilizar los datos para saber si se están haciendo las cosas bien, o si
mejorarían con una mínima inversión.
La misma campaña de
prudencia para los peatones debería traducirse en una campaña por la
conducción sosegada y respetuosa. No hace falta descubrir nada, muchos de
nosotros sabemos cómo es el tráfico en las ciudades, grandes y pequeñas ya que
hoy no existe mucha diferencia. Vemos conductores agresivos, impacientes,
irascibles, personas que llegan tarde a todas partes y que asaltan el paso de
cebra a menos que los peatones hagan señales visuales o acústicas (o de
cualquier tipo) para demostrar que van a cruzar la calle.
Puede que sea lo más barato, pero
seguro que es lo más efectivo: conducir sin agobios es la mejor receta
y andar si prisas por las calles, seguramente, para que no haya atropellos,
o al menos que no haya tantos. Siempre puede haber algún despiste por parte de
unos o de otros, pero si eliminamos el factor prisa, tanto de conductores como
de peatones, seguro que la situación mejora notablemente.