Los peatones son
protagonistas de la Segunda
Semana Mundial de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial que
finaliza mañana. A ellos le dedicamos esta serie de artículos en sintonía con
el III Tweetup de Seguridad Vial – Edición #Peatones porque
sabemos que junto con los ciclistas son los que tienen mayor probabilidad de
sufrir o verse implicados en un siniestro vial.
Al tratarse de un grupo de riesgo
dentro del fenómeno vial, es muy importante conocer quién forma parte
de este colectivo y por qué son más vulnerables. Un mismo espacio
compartido entre transeúntes o viandantes y vehículos con o sin motor conlleva
a veces conflictos y no es difícil imaginarse las consecuencias, sobre todo,
cuando hay niños y mayores de por medio. La falta de alerta en
situaciones de riesgo o la desinformación sobre las normas puede
que les identifique. En parte, porque no nacemos peatones, con el tiempo nos
hacemos…
Llamemos
a las cosas por su nombre
Se considera que una persona es
peatón cuando ésta transita a pie, es decir, va andando por una vía
pública y no conduce ningún vehículo. Una definición que sería incompleta si no
especificamos que además se consideran también peatones las personas que empujan
o arrastran: un coche de niño, un coche de impedido o cualquier otro
vehículo sin motor de pequeñas dimensiones; las personas que conducen a
pie un ciclo o ciclomotor de dos ruedas; los que utilicen
monopatines o similares y los impedidos que circulan al paso
en una silla de ruedas, con o sin motor.
No vamos a explicar ahora, como
si estuviéramos en una clase de educación vial de primaria, el ABC de
la guía del peatón para referirnos a la acera, bordillo y calzada para
enseñar lo que se debe hacer y evitar para desplazarse con seguridad pero hay
que reconocer que viene bien comentarlo para recordar las reglas del buen peatón en beneficio propio y en el
de todos si queremos mejorar o hacer más segura nuestra movilidad.
Tenemos que saber que los
peatones son los conductores de su propio cuerpo. De ahí, su vulnerabilidad
ante un atropello, ya sea, en ciudad o en carretera. Tampoco, podemos
olvidarnos de los discapacitados que utilizan para desplazarse
las vías públicas. Éstos, como peatones que son, al igual que los mayores, tienen
más riesgos e impedimentos, así como una mayor dificultad para recuperarse
en caso de sufrir lesiones. Seamos tolerantes y solidarios con ellos, sobre
todo, en los pasos de peatones ya que a su dificultad de movimientos se une
muchas veces la falta de infraestructuras adecuadas.
Como
conductores, pongamos de nuestra parte
Son muchas las situaciones en las
que existe peligro de atropello de peatones por parte de los
conductores. Por ello, es necesario tomar medidas de precaución respecto a las
personas que van andando, ya sea por ciudad o carretera, para evitar los
temidos atropellos. No queremos pensar que el conductor es siempre el culpable,
ya que hay que admitir que existen también muchas conductas imprudentes
de los peatones. En todo caso, se trata de seguir algunos consejos para
evitar males mayores como, por ejemplo:
- Peatones haciendo uso del móvil. Como
conductores, debemos estar especialmente atentos a los peatones que
circulan haciendo uso del móvil. En muchas ocasiones éstos cruzan la
calle, avenida, pasos de peatones y andan hablando por el móvil, mirando o
escribiendo un mensaje sin estar atentos a los vehículos que circulan por
la vía principal.
- Peatones en verano y sitios de fiesta.
Durante el verano o fines de semana es donde aprovecha el peatón joven
para trasladarse de un lado a otro, de un pueblo a otro o de ruta entre
locales disponibles y puede que algunos peatones vayan bajo los efectos
del alcohol o drogas propiciando con esta situación, los atropellos.
- Peatones por la acera. No se debe circular
con un vehículo muy pegado a la acera, ya que los peatones pueden invadir
la calzada de forma voluntaria al encontrar una dirección que andan
buscando, sufrir un resbalón o una caída hacia la calzada, irrumpir con
prisas ante un día de lluvia, etcétera, en cuyo caso la posibilidad de
atropello es alta. También, tenemos que prever cuando circulemos por zonas
de estacionamientos, ya que sobre todo los niños, por su baja estatura,
pueden irrumpir en la calzada sin ser vistos por cualquier conductor.
En definitiva, somos peatones cuando
vamos a pie y conductores cuando vamos a los mandos de
cualquier vehículo y, tanto unos como otros, debemos cumplir las normas de
circulación de vehículos y peatones. Si tenemos en cuenta la
responsabilidad que conlleva compartir un mismo espacio, entre todos,
debemos asumir que en las vías públicas debe haber una actitud de convivencia,
comprensión y tolerancia con los más vulnerables, en especial, los niños y
mayores como peatones.