Si usas ciclomotor, hay algunos gestos en los que a
lo mejor ni te has parado a pensar, pero que pueden significar la diferencia
entre llegar a tu casa bien… o llegar a un hospital no tan bien. Ya sabes que
si llevas ciclomotor, tu cuerpo es tu carrocería, y aunque te parezca que una caída
no tiene más consecuencias que alguna que otra magulladura, lo cierto es que si
caes las consecuencias pueden ser de todo tipo: desde unos leves roces hasta
una fractura o algo mucho peor.
Hay algunas acciones que te pueden poner en riesgo
con mayor facilidad. Y hay algunas acciones que pueden hacer que sufras daños
más graves si te caes del ciclomotor. Esta es una recopilación de las más
importantes.
Léetelas bien, porque te afectan:
1. Aunque seas algo duro de mollera, tu cabeza no es taaan
dura como tú te crees
Hay quien pone la excusa de que es incómodo, da
calor… ¡incluso dicen que despeina! La verdad es que en caso de tener un
siniestro vial el casco te protege la cabeza, hasta reducir en un 30 % la
probabilidad de sufrir lesiones mortales. Y si lo llevas bien puesto y
abrochado, la probabilidad de evitar cualquier daño, incluso golpes, cortes y
desgarros en la cara, aumenta en un 20 %. Como comprenderás, es mejor
despeinarse un poco que quedar desfigurado pero con un peinado monísimo.
2. Si tu casco se casca, la puedes cascar si te caes
Para que realmente te proteja, el casco debe
encontrarse en buen estado. Si ha sufrido una caída desde una altura de más o
menos 1,5 metros, o si lo llevabas puesto cuando tuviste una caída y se golpeó,
la estructura de ese casco puede estar en mal estado, aunque por fuera parezca
estar todo bien. Tampoco sirve de mucho que lo lleves a medio poner, o sin
abrochar, ya que en caso de salir despedido por un golpe el casco puede salir
volando y dejar de protegerte.
3. ¿Crees que los demás te ven? Una pista: NO
Yendo en ciclomotor eres muy poco visible a los
demás conductores. Si ya el ciclomotor es un vehículo relativamente pequeño, a
este factor de riesgo se le añade que muchos conductores, sobre todo de
turismos y furgonetas, van pendientes de cualquier cosa menos de la
circulación, así que puede ocurrir (y ocurre) que no te vean a tiempo mientras
realizan sus maniobras. Hazte ver con tu ropa, con el color de tu casco, con
las luces. No seas confiado y, antes de moverte cerca de otros vehículos,
asegúrate siempre de que sus conductores se han percatado de que estás ahí.
4. Cuidado con tu velocidad… y con la de los otros
Aunque te hayan contado que tu ciclomotor se puede
trucar para ir a velocidades mucho más elevadas que la legal, no pierdas de
vista que cuando aumentas la velocidad aumentas tu riesgo vial. Verás las cosas
más tarde y tardarás más en frenar. Además, puede que el resto de tu ciclomotor
no haya sido diseñado para circular a altas velocidades. Por otra parte, ten en
cuenta que los conductores de vehículos más potentes van a mayor velocidad y
que en muchas ocasiones no respetan la separación lateral mínima que tienen que
dejar cuando te adelantan. Vigílalos y si es necesario reduce la velocidad y
apártate hacia la derecha para evitar mayores riesgos.
5. Sabemos que eres el mejor; no lo demuestres
Sabemos que te gusta hacerte el interesante. Pero
¿sabes una cosa? Ya sabemos que eres el mejor, así que no es necesario que nos
lo demuestres. No, porque haciendo un caballito, un invertido, tumbando el
ciclomotor o haciendo cualquier otra cosa similar, más de uno y más de dos han
acabado sufriendo una caída grave y a partir de ese momento se han quedado
condenados a vivir en una silla de ruedas para el resto de sus vidas. Y por lo
que cuentan, no les mola nada.
6. La lluvia moja y el cansancio adormece
Vale, sí. Que la lluvia moja ya lo sabías. ¿Pero
sabías que una gran parte de las caídas de ciclomotor ocurren cuando está
lloviendo? No sólo por el estado del asfalto, que resbala más, sino porque la
visibilidad disminuye y es más fácil que el resto de conductores dejen de
verte. Por otra parte, conducir un vehículo de dos ruedas cansa más que
conducir uno de cuatro ruedas. El cansancio lleva a la fatiga y la fatiga lleva
al adormecimiento. Y el adormecimiento lleva a que estemos menos atentos a la
carretera y al resto de conductores. Además, si nuestros músculos están
fatigados reaccionan peor. Total, un panorama bastante complicado. Ante el
cansancio, la única solución realmente efectiva es descansar.
7. Alcohol y drogas, bien lejos de la carretera
Por supuesto, sabes que el alcohol y las drogas son
incompatibles con la conducción. No te dejes marear por lo que te cuenten,
porque aunque se tomen en muy bajas cantidades pueden darte unos efectos que no
te permitirán conducir con seguridad. Pensar que no hay para tanto al grito de
“yo controlo”, tener prisa por llegar a casa y así dormir hasta que se te pase,
o hacer cosas raras para llamar la atención de los demás, son algunos de los
síntomas que te pueden indicar que no, no estás como para conducir. La parte
positiva es que los efectos del alcohol y las drogas se pasan. Pero piensa que
si tienes un golpetazo, quizá no te recuperes nunca.