En septiembre el verano se acerca a su fin. Se cierra así el capítulo vacacional que nos devuelve a la rutina del madrugar y ocasos que se adelantan. Sirve también de escenario para la institucionalizada vuelta al cole, un evento no poco importante desde el punto de vista de la seguridad vial.
No solo porque implica volver sobre la dinámica de numerosos desplazamientos que discurren alrededor de los centros escolares (más de 8 millones en lo que se refiere a más de 28.000 centros educativos), sino además porque incluye a uno de los grupos de población más vulnerables. La vuelta al cole es, sin duda, una oportunidad desde la perspectiva de la seguridad vial. Es un momento ideal para educar y concienciar a los más pequeños como usuarios y protagonistas de la vía.
Olvidando los vicios del verano
Como ya os hemos contado en Circula Seguro, durante el verano hemos podido caer en el error de relajarnos también en el plano de la conducción, adoptando algunas conductas que pueden derivar en riesgos innecesarios. De hecho, el verano suele traer consigo un aumento en la siniestralidad. Ciertas infracciones aumentan un 20% aproximadamente. Esto se nota de forma significativa en las infracciones que tienen que ver con la velocidad.
Son embargo, también hay otros vicios que nunca debieron aparecer y que, de haberlo hecho, hay que olvidar cuanto antes. Hablamos de comportamientos tan graves como prescindir del cinturón de seguridad, conducir en chanclas o con calzado no adecuado (o sin calzado incluso), sacar el codo o el brazo por la ventanilla o comer y beber al volante.
¿Cómo van los niños al colegio?
Antes de continuar, se ha de analizar cuál es el medio de transporte más idóneo para que los pequeños viajen hasta su centro escolar. Esto, lógicamente, depende de diferentes variables según las opciones que tenga la familia, la distancia del centro educativo o la red de transporte público.
Si la opción elegida es la del autobús escolar, podemos considerar que es una buena oportunidad para educar en la seguridad vial. Y es que su utilización por los pequeños está muy relacionada con la construcción del concepto de la protección a bordo. De este modo, se puede recomendar ser puntuales, no correr para alcanzar el autobús, tratar de mantenerse alejado de las áreas cercanas del autobús, no realizar empujones en el acceso ni en la salida, mantenerse sentado con el sistema de retención abrochado o seguir las instrucciones del monitor y del conductor.
Si las condiciones son idóneas, se pueden usar medios de transporte más alternativos, como la bicicleta. Existen una serie de recomendaciones para transportar a los niños de forma segura en bicicleta. Si son ellos mismos los que la utilizan como medio de transporte, conviene cuidar la concienciación sobre su rol en la vía, su vulnerabilidad, la necesaria convivencia y qué normas se han de cumplir, como la del uso del casco.
Una línea similar se debería seguir con los vehículos de movilidad personal (como los patinetes y patinetes eléctricos), muy de moda, sobre todo entre los jóvenes. Resulta preciso extremar la precaución ante el aumento de víctimas. Caminar, si es posible, puede ser una buena opción, no solo para dar ejemplo de una rutina de desplazamiento más saludable, sino también para educar en la seguridad vial como peatones.
Vuelta al cole: llevar a los niños en coche
En Circula Seguro os hemos hablado de algunos de los pecados capitales que cometen los conductores en estas circunstancias. Es importante evitar el estrés que suponen un tiempo limitado de actuación, imprevistos lógicos en relación con los pequeños y expectativas de un tránsito fluido. Esto supone, en muchas ocasiones, realizar una pequeña planificación previa y salir antes de casa para contar con algo más de margen.
Es ese sentido, se debe huir de todo tipo de conducción agresiva. Relacionada de forma directa con esta última, hemos de concienciarnos, para no caer en ciertos comportamientos infractores, que resultan peligroso en el entorno de un centro escolar:
- Bloquear accesos.
- Abusar del claxon.
- Estacionar de forma indebida, bloqueando aceras, pasos de emergencia o causando o agravando una posible retención.
- Excesos de velocidad (algo muy grave, teniendo en cuenta el ambiente escolar en el que nos movemos).
- Realizar maniobras arriesgadas, como adelantamientos prohibidos.
- No respetar la señalización (como los pasos de cebra).
Más grave aún si cabe son aquellos casos en los que no se utilizan de forma correcta los sistemas de retención infantil o se deja a un bebé o niño solo en el coche mientras se acompaña al otro durante su acceso.
Vuelta al cole: una oportunidad para educar
Estas conductas, tan reconocibles en algunos puntos, acarrean muchos riesgos. Por eso, el inicio de las clases es una buena oportunidad para la concienciación. La educación vial también se basa en dar el mejor de los ejemplos posibles a los más pequeños. Así lo señalan desde la Fundación MAPFRE:
(…) ese momento de ir y volver del colegio, o de salir al parque o de ir a la compra, es un muy buen momento para aprovechar y enseñarles educación vial, sobre todo dando ejemplo.
Como vemos, no se puede obviar la protección de los más pequeños en su papel de usuarios de la vía. Una vuelta al cole segura empieza por unos desplazamientos responsables que sirvan, a la vez, para educar.
Fuente: Circula Seguro