14 de mayo de 2015

En verano, protégete del golpe de calor

Cada año que pasa parece que las olas de calor son peores, duran más tiempo, y el calor nos pone en riesgo cada verano, sobre todo si nos metemos en el coche, ya que las temperaturas en el interior pueden ser hasta 15 grados más elevadas que en el exterior… y eso casi sin dejarlo al sol.
Los más afectados por un golpe de calor en el coche son, a la vez, los ocupantes más sensibles a los efectos del calor, como son los niños pequeños, y los ancianos. También las mascotas sufren lo indecible con el sofocante calor del interior del coche en verano (que nadie se olvide de las mascotas, por favor). Aparte de estos ocupantes sensibles, todos hemos pasado calor imposible dentro del coche, y todos, en cierta medida, estamos en riesgo cuando suben las temperaturas.
Para el conductor, el calor tiene efectos muy negativos. En primer lugar, el calor afecta a nuestro rendimiento. No solo nos da sueño, sino que la sudoración excesiva y una mala o deficiente hidratación previa nos puede jugar una mala pasada, y podemos sufrir efectos a nivel físico: los propios de un cuadro de deshidratación, normalmente leve, eso sí.
Si hace calor (y lo hace, y lo hará), conviene recordar estos consejos básicos para llevarlo lo mejor posible en el coche:
·  Llevar ropa cómoda y fresca es fundamental, sin llegar a prescindir de prendas, y sobre todo no caigas en la tentación de utilizar chanclas o un calzado inadecuado, ¡y menos aún de conducir descalzo!
·  Hidratación a tope. Con el calor es muy recomendable mantenerse bien hidratado, pero hidratado con agua más que otra cosa. Los refrescos refrescan, pero para una buena hidratación, nada mejor que una botella de agua fresca (y no, no tiene por qué estar congelada, basta con que esté algo fresca, y es más saludable que beberse un trago largo de agua helada). Evita el alcohol, sobre todo porque no es compatible con conducir, pero también porque es incompatible con una buena hidratación.
·  Que nadie, nadie se quede en el coche cuando esté parado o estacionado, ni siquiera con la ventanilla abierta, y tampoco aunque estemos a la sombra. El coche es un horno y no podemos arriesgar la vida o la integridad de nadie, niños, ancianos, mascotas o cualquier persona, por una espera que, a lo peor, se alarga.
·  Circular con el habitáculo fresco y bien ventilado también es fundamental cuando aprieta el calor. Intenta renovar el aire del interior, recalentado, cuanto antes, y aprovecha ese momento para enfriar el climatizador. Una vez hecho esto puedes mantener la temperatura (tampoco demasiado baja) con las ventanillas cerradas.
·  Las pausas regulares en el camino son algo propio de sabios. Si notas el calor, para cada cierto tiempo, incluso si te parece que llevas poco en el coche, refréscate, intenta dejar el coche a la sombra y ya continuarás. Si no hay prisa, nunca la hay…
·  Si sales de viaje y va a hacer calor, madruga. Sal con la fresca, como se suele decir, porque notarás mucho la diferencia. No hay nada peor que conducir con el sol dándote en la barriga durante horas. Al menos, si sales antes de que amanezca, tienes tres o cuatro horas en las que no sufrirá nadie los rigores del sol “a plomo”.
·  Utiliza parasol. Por muy cutre y piojoso que esté, por muy de publicidad que sea… es una herramienta fundamental para robar grados al interior del coche, y, muy importante, no abrasarte las manos o las posaderas cuando entras en el coche. Y si tienes cortinillas en las ventanillas traseras, algo muy recomendable, no olvides dejarlas subidas cuando salgas del coche. Y, para terminar, si tienes dos parasoles, ponlos delante y detrás (como puedas).

No dejes nada al azar este verano, y recuerda los consejos que te damos. Sobre todo, ir todos bien hidratados, enfriar el habitáculo lo posible antes de salir (y salir bien temprano). Y parar, ¡parar cuando sea necesario!

Fuente : Circula Seguro.