¿Son los cascos que
usamos para circular en moto eternos? Ni mucho menos. Éstos, como muchos
productos que nos rodean tienen una duración máxima a partir
de la cual no es recomendable su uso. Más si tenemos en cuenta que este
elemento es vital para nuestra protección en caso de que tengamos un accidente.
Pero, ¿de qué valores estimativos estamos hablando? ¿Cuándo debemos
cambiarlo? A todas estas preguntas intentaremos daros respuesta a
continuación.
Pero primero es bueno saber las
partes de las cuáles está fabricado un casco. Son tres: por un lado, la parte
externa y dura al tacto llamada calota externa. Debajo de ésta se
encuentra el relleno o también llamado calota interna mientras
que por último, el acolchado interiores el que está en contacto
directo con nuestra piel. Cada una de ellas responde a unas características en
concreto y está fabricada en diferentes materiales.
La calota exterior está
fabricada en resina termoplástica o materiales compuestos como la fibra de
vidrio, de carbono, aramida o combinaciones de todas estas. Su función es
proteger la calota interior y además, ser la barrera contra los elementos
externos ya sea atmosféricos o de pequeños impactos. Es por todos sabido, o
debería serlo, que en caso de recibir un impacto (ya no accidente, incluso si
nos cae al suelo desde cierta altura), la recomendación es mandarlo al
fabricante para que verifique que no ha sufrido daños. Si está agrietada,
inmediatamente el casco debe desecharse porque ya no nos protegerá.
La calota interna se
fabrica en pliestireno expandido de varias densidades, con el fin de proteger
de golpes a baja y alta velocidad. Cuando recibe un impacto, disipa la energía
rompiéndose y evitando que el daño llegue a nuestra cabeza. Por último, el relleno
interior se hace en materiales antialérgicos y últimamente desmontables y
lavables con el fin de que podamos mantener el casco limpio y en buenas
condiciones mucho tiempo.
¿Pero cuánto? Pues éste no depende
ni de la calota externa porque los materiales con los que está fabricado tienen
una duración muy elevada, ni del acolchado interno que en caso de rotura puede
ser sustituido por otro. La parte que fija la duración es la calota
interna, precisamente la que absorbe los impactos en caso de caída.
Como el poliestireno es
biodegradable, tiene una vida máxima en función del tratamiento que se le haya
hecho durante la fabricación así como las condiciones a las que se le haya
expuesto. Los fabricantes en concreto, recomiendan cambiar el casco en
una horquilla que oscila entre los tres y los siete años. Por ello, si
queréis saber cuándo debéis cambiarlo, sólo tenéis que consultar la fecha de
fabricación que viene en el interior del mismo y preguntar al fabricante cuál
es su duración máxima. A partir de ella, puede que ya no circuléis tan
protegidos como pensabais.