Hace unos días se hablaba de la cada vez más notoria conciencia social sobre el alcohol y la conducción. Es más, parece que los jóvenes rechazan cada vez más conducir si previamente han bebido algo con alcohol y se toman más en serio al “conductor designado” cuando salen en grupo. Siempre hay ovejas negras, pero no son solo jóvenes, ni tiene nada que ver con salir de fiesta por las noches de los fines de semana. Puede pasar en cualquier momento, y si no que se lo digan a una chica atropellada (herida grave) en Ferrol por un conductor que dio positivo con 1,17 en la segunda medición.
Como digo, el problema no está
solo en los jóvenes. De hecho, la solución está en los jóvenes. El
problema del alcohol es un problema social, de tradición, y vencer la resaca de
años y años de convención social sobre el divertido efecto del alcohol en las
personas no es nada fácil. A las pruebas me remito, años de educación, de
divulgación, campañas como el “si bebes, no conduzcas” que
consiguen poco a poco erosionar la roca de la adicción de España a tomarse unas
copitas.
No es este el discurso de un
abstemio, ni tampoco intento dar una lección de moralidad. Hablo, más bien, de
la que creo que es la solución más duradera que podremos encontrar: que
la asociación entre alcohol y conducción sea imposible, que exista una
nueva tradición que haga inverosimil tomarse una copa de vino antes de irse
para casa en coche. No es necesario investigar el vino sin alcohol,
simplemente es necesario tomar conciencia de que el vino se puede
disfrutar, con moderación y si no vas a realizar una tarea como la conducción (o
la manipulación de una grúa, o una intervención quirúrgica).
La DGT se puede
plantear la tolerancia cero al alcohol
Torelancia cero significa
que no se va a permitir ni un miligramo de alcohol en sangre. Entiéndase como
una expresión, pero realmente existe el planteamiento de que una medida de más
de 0,0% puede conllevar una pena determinada. Y es más que probable que, en
aras de convertir en algo realista el objetivo 0,0%, tasas de alcoholemia más
elevadas puedan llegar a ser un delito serio.
¿Esto es viable? Sí,
en realidad basta con seguir haciendo controles y establecer una tabla de
sanciones dependiendo de la cantidad de alcohol en sangre. ¿Será algo fiable?
Es decir, ¿estaremos seguros de que una medida de más de 0,0% no va a ser un falso
positivo? ¿Cómo podremos defendernos los conductores que nos hayamos
enjuagado con un elixir que contenga alcohol? Eso solo por poner un ejemplo
simpático, pero la verdad es que tendrá que haber un sistema que garantice cero
fallos en la estimación de la alcoholemia.
La pregunta más importante para
mi es si este es el mejor camino para erradicar el alcohol de la
conducción, y mi respuesta es que no. La gente, las personas, son las que
van a erradicar el alcohol de las carreteras. Hará falta tiempo y una caña,
pero se conseguirá. Hay que eliminar (con el tiempo, y siempre
de forma metafórica) a quienes siguen diciendo que una cerveza no hace nada. Y
a quienes disculpan el hecho de tomar unas copas y coger el coche, aun
yendo de copilotos (o más aún, por ir de copilotos y no hacer nada para
evitarlo).
Lamentablemente hay veces en las
que se hace verdad ese dicho tan pasado de quintas como es el de “la
letra, con sangre entra”. La sociedad española parece no aprender si no es
a base de castigos, o cuando ya es demasiado tarde.
Vía | Ecomotor