Hay varias formas de entender los
datos que ha ofrecido recientemente la Federación Española de Bebidas
Espirituosas (Febe) a raíz de la presentación de resultados de Programa Noc-Turnos
2011, donde se hablaba de jóvenes y alcohol. El dato principal
decía que el 62 % de los jóvenes nunca bebe si va a conducir, y realmente es
una noticia positiva si tenemos en cuenta la tendencia a lo largo de los años.
En 2001, tan sólo un 34 % de los jóvenes decía lo mismo.
Sin embargo, el titular que más
ha trascendido es el que le da la vuelta a la situación y habla de esos casi 4
de cada 10 jóvenes que admiten beber cuando conducen. El matiz es interesante,
porque demuestra la voluntad de la sociedad de conseguir que algún día se pueda
dar la noticia más esperada: los jóvenes no conciben beber si tienen
que conducir. Aunque ahora mismo parezca imposible, todo llegará. Eso sí,
la espera se hace eterna.
De momento, tenemos que los más
jóvenes, con edades comprendidas entre 18 y 20 años, son los que más se
posicionan en contra del alcohol al volante, con un 77 % de los
casos. Lo mismo, siempre podríamos decir que un 23 % de los chavales ven normal
lo de beber al volante, pero lo cierto es que la tendencia es de rechazo a
mezclar la bebida y la conducción, cada vez más.
Otro ejemplo paralelo de este
cambio se encuentra en la forma en que los jóvenes consideran si han de
beber o no durante la noche. Y si en 2010 un 31 % de los conductores
optaban por dejar de beber en algún momento de la noche sólo si tocaba
conducir, en 2011 el 74 % se decantan por no beber nada en absoluto desde el
principio de la noche.
Un punto más de compromiso que se
observa está en la tolerancia con el conductor que ha bebido. Hoy
por hoy, el 81 % de los jóvenes intentaría convencer al conductor de no ponerse
a los mandos del coche tras haber bebido, e incluso el 54 % buscaría un
transporte alternativo antes que montar en un coche conducido por un compañero
de fiesta ebrio. Esto antes no era así ni de lejos.
Alcohol sin conducción: ya no
es una quimera
Dos de cada tres jóvenes saben
qué representa el conductor alternativo, el que asume el papel de
conductor responsable que no bebe para poder hacerse cargo del coche, estando
dispuestos a implantar esta figura en un 70 % de los casos. Quienes ya lo
hacían en 2010 decidían de forma consensuada a quién le tocaba el turno en un
25 % de los casos. Un año más tarde, la decisión se tomaba entre todos en un 40
%.
Desde la DGT se
recuerda que el alcohol es uno de los grandes problemas de la carretera que ya
empieza a percibirse como un problema, lo que motiva que empecemos a ver
cómo ciertos conocimientos, costumbres, actitudes y comportamientos van
cambiando. Sin embargo, los datos de los controles arrojan un resultado que
todavía es preocupante: 100.000 positivos en alcohol durante 2011 nos hace ver
que todavía hay trabajo por hacer.
Siendo los jóvenes un 10 % del
censo de conductores, constituyen el 15 % de las víctimas mortales de tráfico y
casi un 20 % de los heridos graves. En un 50 % de los casos, los siniestros se
dan en fin de semana y sobre todo de noche. Además, al analizar la sangre de
los fallecidos, se detectan cantidades muy elevadas de alcohol. Por todo eso,
es necesario concienciar una vez más a los jóvenes que beben antes de conducir
sobre el daño que pueden causarse a sí mismos y también a los demás.
Desde luego, no se trata de ser
triunfalistas ya que queda mucho camino por recorrer en el campo de la
concienciación, pero empiezan a recogerse ya unos primeros frutos. Sin perder
de vista cuál es el objetivo, vale la pena reconocer el trabajo realizado y
sobre todo motivar a los jóvenes para que sigan adelante en la resolución del conflicto
entre alcohol y volante