El verano, y
más concretamente el período de vacaciones que muchos españoles disfrutan, o disfrutarán
durante estos meses de julio y agosto, es una época en la que el objetivo
principal es desconectar de la rutina y centrarse en el descanso y el disfrute.
Esto está muy bien, pero no hay que caer en la trampa del “estoy de vacaciones”
para justificar cualquier cosa. En el terreno que nos ocupa, el de la seguridad
vial, hay algunas cosillas que uno puede pensar en hacer en su tiempo de ocio
que, si le pillan, pueden resultar en multa y
menor saldo de puntos.
Algunas de
ellas son cosas inocentes, otras son gamberradas o, por decirlo amablemente,
“cosas de la juventud” (qué poco me gusta esa excusa), pero en casi todos los casos la multa no se la salta una rana,
y en otros casos solo nos libraremos si, por algún motivo, el agente que nos da
el alto tiene un buen día. Veamos las pifias
veraniegas que salen bien caras.
- Llevar
a ciento y la madre en el coche
A mí no me
parece nada razonable, y mucho menos cómodo, pero puede que alguna vez (y
seguro que lo viviste, o al menos lo viste de cerca) se hayan montado siete en
un coche, y eso es algo que conlleva multa de 80 euros, pero que puede subir a
los 200 euros si se superan las plazas del coche en más del 50%. Lo típico de
“venga, montad todos que vamos en un plis-plas” puede salir bastante caro,
incluso pagando a escote. Por no hablar de los peligros que… Bueno, eso ya lo
sabemos.
- Sacar el codo por la ventanilla (y si giras la cabeza más de 45º, además…)
Queda muy
casual, es fresquito en según qué situaciones, podemos hacerlo por aburrimiento
en un atasco… pero es peligroso (por más de un motivo) y nos pueden sancionar,
aunque no sea muy habitual si el conductor no está haciendo, además, alguna
otra cosa indebida) con 80 euros. Es peor (la situación, no la multa) si
llevamos la mano fuera, que solo el codo, pero poco peor.
- Comer
o beber en el coche
A mí, eso de
llevar un botellín de agua para saciar la sed en un viaje largo no me parecía
tan mal hasta que un día tuve que luchar contra un tapón. Entonces sí que me
pareció en cierto modo peligroso liarse con una botella. Comer en el coche, en
movimiento me refiero, no solo es incómodo, sino que es sucio. Y todo eso,
junto con cualquier cosa que suponga una distracción para el conductor a juicio
de un agente (maquillarse, cocinar, leer un libro, hacer punto de cruz) sale a
200 euros y 2 puntos.
- Conducir
con el bañador “na más”
Es el eterno
dilema: estoy en la playa tan ricamente y tengo que ir a no sé dónde a por no
sé qué cosa que no puede esperar. Pues me voy en bañador. A un servidor le
parece incómodo, aunque sobre todo le dé bastante vergüenza hacerlo, pero esto
es otro de los temas que un agente puede considerar como sancionable (porque el
criterio aquí sí que es bastante subjetivo aunque ya explicamos más o menos por qué). Hasta 200 euros.
- Conducir
con chancletas, o descalzo
Es el mismo
caso, prácticamente, que el anterior. Solo que no se restringe a la playa, sino
a cualquier lugar en el que haya personas a las que les guste salir a la calle
en chancletas, o con calzado no adecuado. En esto estoy más de acuerdo (en
multarlo) porque es muy peligroso conducir con calzado inadecuado. Ya
sabéis, 200 euros.
- Parar
o estacionar en una playa protegida
Aparte de
incívico es algo que está prohibido. Ni un momentito, ni arrebato de amor, ni
nada que se nos ocurra.
- Hacer trompos donde no
debes (que
es en casi cualquier lugar)
Eso es
universalmente punible, y debería detectarse más, sobre todo en polígonos y
zonas similares. Si lo juntamos con el alcohol las cosas se pueden complicar mucho, y si practicamos
conducción “deportiva” porque somos “fenómenos”, podemos acabar en la cárcel.
- Acelerar
para no dejarse adelantar
Esto no es
solo propio del verano, pero sí propio de gente que no se siente cómoda en
sociedad, o que conduce solamente para salir de vacaciones. Un clásico dominguero de
toda la vida (que no quiero incluir a todos en el mismo saco, ojo). Si circulas
a una velocidad relativamente baja y ves que te adelantan, déjales hacer.
Acelerar para impedir un adelantamiento es una de las cosas más tontas del
Universo. Y aunque merece multa, es muy difícil de detectar.
Estas son
algunas de las cosas más peregrinas (o no) que se
pueden convertir en una desagradable multa que nos amargue las vacaciones.
Seguro que hay más cosas, y seguro que vosotros sois testigos de muchas otras
infracciones (digamos, por ejemplo: llevar el equipaje mal colocado; no llevar
el cinturón, un clásico; llenar el maletero de agua…). Sea como sea, recordad
que, en vacaciones también, el coche es lo que es.
Fuente: Circula Seguro