7 de junio de 2011

Educación vial para niños (5): la bicicleta, dónde sí y dónde no

En la quinta entrega de nuestro especial de educación vial para niños vamos a dejar de movernos como peatones para pasar a utilizar el primer medio de locomoción por excelencia desde hace muchísimos años: la bicicleta. El velocípedo lo descartamos ya que nuestros pequeños tendrían problemas para llegar a los pedales…

Podemos asegurar que, tan rápido como aprendan a caminar, también querrán aprender a pedalear. Primero, con triciclos o similares sin pedales para luego pasar ya a las bicicletas propiamente dicho. Al igual que el dominio del equilibrio requiere tiempo e ir dando pasitos poco a poco en pro de la busqueda de nuestra autonomía, si desde pequeños inculcamos a nuestros hijos que cuando circulan sobre uno de ellos se encuentran a caballo entre los peatones y los coches, les será mucho más fácil ir aprendiendo a convivir con ellos.

El primer espacio que compartirán será la acera y lo harán con los peatones. Tenemos que dejarle muy claro que los débiles y, por lo tanto, a los que hay que respetar, son a lo que van caminando, incluso deteniéndonos si es necesario para cederles el paso o facilitárselo. Las grandes velocidades las dejaremos para pistas o explanadas desiertas (el aparcamiento de un centro comercial cerrado un domingo puede ser un buen sitio) y ellos podrán coger la soltura y la habilidad necesaria.

Ir pedaleando no puede darles a entender que son los reyes del mambo. Seguimos en la acera y, con ello, cruzando la calle y teniendo que ser vistos con una diferencia: la superior velocidad. No podemos dejar que nuestro hijo irrumpa en la calzada por un paso de peatones sobre la bicicleta sin antes haberse detenido y cerciorado de que no viene nadie. Incluso lo ideal es que se baje de ella y lo haga caminando junto a nosotros. ¿Cuántos no han tenido un susto con algún descerebrado entradito en años que nos ha aparecido de repente? Pues un ciclista, circulando por la acera y cruzando raudo y veloz por un paso de peatones no tiene preferencia y muchas posibilidades de sufrir un accidente.

Cuando ya sean un poco más grandes y gracias a la proliferación de los carriles para bicicletas en las ciudades, ese será un magnífico entorno para seguir creciendo como ciclista. Lo podremos enfrentar poco a poco a una convivencia con otros vehículos que lo iran formando, poco a poco, para cuando dentro de unos años se haga conductor. Pero ojo, los carriles bici pueden ser muchas veces compartidos con peatones así que no nos debemos olvidar de ellos en ningún momento.

Llegará el día que toque explorar nuevos lugares y, con ello, circular ya en carreteras abiertas al tráfico en el que nos convertiremos en un vehículo más. Nuestro papel pasará a ser su Ángel de la Guarda más que nunca. No es objeto de este artículo hablar específicamente de cuál es la normativa vigente para los ciclistas pero si unos pequeños consejos que a mi me sirvieron y que con mucho gusto os transmito.

Así, intentaremos circular siempre detrás de nuestro hijo, a una distancia prudencial en función de la velocidad (dos o tres metros es una buena referencia), recordándole que tiene que ir lo más pegado a la derecha. Nosotros intentaremos circular desplazados medio metro o incluso un metro más hacia la izquierda con el fin de crearle un espacio lateral seguro. Con ello, obligaremos a los conductores que nos adelanten a que dejen un poco más de margen (el metro y medio reglamentario sobre nosotros se convertirá en dos metros o incluso algo mas).

Desde detrás, le iremos dando las instrucciones pertinentes, tanto de por dónde vamos a ir como correcciones en su conducta. Desde detrás, nuestra voz le tranquilizará y sabrá que estamos ahí protegiéndole. Y nunca le gritaremos o increparemos pues podríamos hacer que perdiese el control de su bicicleta o se fuese al suelo con el consiguiente peligro. Intentaremos mantener siempre la calma y transmitírsela en todo momento. Lo demás, viene rodado… pero recordad: siempre con el casco puesto. Así, lo verán como algo normal, útil y necesario, sobre todo de cara a nuestro siguiente capítulo, que tratará sobre su presencia en las motos como pasajero