17 de octubre de 2009

Consejos para ser buen peatón


Una gran parte de nuestra existencia como usuarios de la vía pública la pasamos como peatones. Si echamos la cuenta y salvo casos de chóferes profesionales, hemos ocupado más tiempo en caminar que en conducir. Sin embargo, para conducir nos exigieron pasar unas pruebas teóricas y prácticas, incluso psicofísicas. Y mientras tanto, para caminar, sólo nos hizo falta nacer y aprender.
Es tal vez por eso que hay una incultura generalizada sobre cómo debemos transitar por las vías públicas si lo hacemos a pie. Sólo en 2004 algo más de 600 personas resultaron muertas en colisiones peatón-conductor. De ellas, unas 570 eran peatones y casi el 74% fueron los culpables del accidente.
Teniendo en cuenta que el peatón es el eslabón más débil de la cadena del tráfico y que la actitud general de los vehículos pasa por no respetarlos, se multiplica la ya de por sí importante tarea que tiene el caminante para saber actuar de acuerdo a la ley y protegerse de los posibles peligros.
El principio fundamental que nunca hemos de olvidar cuando transitemos a pie se refiere a la escasa visibilidad que proporciona nuestro cuerpo. En este sentido hemos de hacerlo lo que esté en nuestra mano para ser más fácilmente apreciables, de ahí que existan en el mercado numerosas prendas y complementos diseñados para tal fin.
Hay que diferenciar también si estamos andando dentro o fuera de poblado, ya que dependiendo del caso, no sólo estaremos expuestos a mayores o menores peligros, sino también a que los conductores nos presten mayor o menor atención.
En el caso de poblado lo habitual es utilizar las aceras existentes y en su defecto, las zonas peatonales. Es raro encontrar lugares con cierto tamaño que no dispongan de medios elevados para la protección de los peatones, pero en aldeas más remotas y pueblos con baja densidad de población aún nos vemos obligados a transitar por la calzada.
Utilizaremos en este último caso y siempre que sea posible, los arcenes. Si estos no existieran, invadiremos con sumo cuidado la parte indispensable de la calzada. Aquí no tiene importancia si el sentido de marcha que llevamos se corresponde con nuestra izquierda o a nuestra derecha, pero sí que es recomendable hacerlo siempre que sea posible por nuestra siniestra, dado que evitaremos así sorprender a los conductores y recibiremos el tráfico de frente (en aquellas calzadas que sean de doble sentido), pudiendo anticiparnos a movimientos antirreglamentarios.
No es obligatorio portar prendas específicas, pero sí que es más que recomendable llevar algún sistema que nos haga más visibles. Por ejemplo, podemos colocarnos una pulsera reflectante en la muñeca que apunte al tráfico rodado o si está oscureciendo, un chaleco homologado o una pequeña luz que produzca destellos de color rojo hacia atrás y blancos hacia delante. Por supuesto, sin olvidarnos de que si vamos haciendo deporte y no necesitamos presentarnos con esa ropa en ningún sitio formal, lo suyo es portar colores vivos que sean fácilmente distinguibles del entorno natural.
Puede ocurrir también que tomemos la decisión de caminar por vías interurbanas. En estos casos, hay que contemplar una normativa algo distinta.
La velocidad será mayor por norma general y eso supone un peligro no tolerable. Los estudios indican que a partir de los 55km/h es prácticamente imposible salir con vida de un atropello. La velocidad mínima de una carretera convencional normal, sería de 45km/h para un turismo particular y la máxima y por tanto la más habitual rondaría los 90. Es casi el doble de la velocidad mortal.
Cuando existan zonas reservadas para el paso de peatones, ya sea en forma de aceras o de tramos apartados del tráfico, estaremos obligados a hacer uso de las mismas. Si no existieran, que es por lógica lo más normal, tendremos que circular por el arcén. Pero en este caso, sí estaremos obligados a usar el lado izquierdo, salvo que por circunstancias de la vía (carril cortado, arcén inexistente, arcén más amplio en el lado derecho…) ofrezca más seguridad efectuar el paso por la derecha, en cuyo caso hemos de pensar que no podremos observar de frente a los coches y tendremos que girarnos constantemente a fin de velar por nuestra tranquilidad.
Aunque es recomendable evitar las horas de nocturnidad a veces no nos quedará más remedio. Por ello, si vamos a transitar entre la puesta y la salida de sol, estaremos obligados a llevar un chaleco reflectante homologado visible al menos a 150 metros por el resto de usuarios. Esto no desaconseja el uso de pulseras especiales o colgantes luminosos, sólo lo complementa.
Hay que pensar también que si por deporte o peregrinaje portamos un macuto de amplias dimensiones, el efecto del chaleco se verá ampliamente reducido, por lo que en estos casos podría convenir escoger una talla más grande que permita portar la mochila bajo la prenda reflectante. O, si no es posible, escoger una bolsa que contenga de por sí tiras y material reflectante e incluso añadirle nosotros mismos prendas específicas para cubrirlas de colores vivos, construidas con la misma técnica que los chalecos.
Si por alguna razón vamos acompañados de algún animal, como pudiera ser un perro, habremos de conducirlo por el lado más próximo al borde de la calzada, protegido por nuestro cuerpo, para evitar que realice un gesto inesperado y sorprenda a propios y extraños. Como vimos el mes pasado, cuando hablábamos del transporte de animales existen unos chalecos especialmente desarrollados para nuestros cánidos amigos, en diversos colores y tallas, que sin ser obligatorios, nos hacen aún más fácilmente reconocibles.
Conviene no olvidar que si durante el día hemos de extremar las precauciones y vigilar al tráfico, nos venga éste de espaldas o de frente, por la noche aún es más necesario, dado que a esas horas todos los gatos son pardos y es responsabilidad nuestra hacernos ver a tiempo.
Finalmente, hemos de recordar que no sólo se considera peatón a quien transita a pie, sin conducir vehículo alguno, por las vías y terrenos afectados por la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial.
Aquellos que circulan con una silla de ruedas (con y sin motor) o arrastran un ciclo o ciclomotor de dos ruedas (ojo, porque en estos dos casos deberán circular siempre por la parte derecha, sea dentro o fuera de poblado), quienes empujan o arrastran un carro para niños o coche de impedidos y quienes van patinando tendrán también la consideración de peatones
Fuente: Circula seguro