28 de octubre de 2009

Europa quiere el eCall de serie, ya!


Para quien aún no lo conozca, el eCall es un sistema que es capaz de realizar una llamada de forma automática e independiente al centro de emergencias cuando detecta que hemos sufrido una fuerte colisión o que uno de los airbag ha sido activado.

Pero ahí no se queda. El eCall también puede incorporar localización geográfica tridimensional, informar sobre el tipo de accidente y la gravedad del mismo.

Un sistema “sencillo” y que no debería plantear ningún problema es los fabricantes teniendo en cuenta la maraña tecnológica que puebla nuestros automóviles.
Las cifras son claras y nos dicen que cada año en Europa 2.500 personas podrían salvar la vida con este sistema. Además los heridos podrían reducir la gravedad de sus lesiones y se disminuiría el coste de la asistencia sanitaria, tanto en el propio accidente como en el futuro.

El tiempo de respuesta se reduciría considerablemente con la importancia que tiene cuando alguien ha sufrido un accidente.

Además se evitaría de golpe con todos los casos que debido a la orografía, al poco tránsito de la vía, o a la incapacidad de los ocupantes del vehículo de informar sobre su paradero, hacen que los equipos de emergencia pierdan mucho tiempo vital buscando la situación de vehículo accidentado.

Durante el pasado verano, desde la Comisión Europea se estaba haciendo mucho hincapié en que el eCall fuera un equipamiento de series en todos los coches. Ahora la CE da un paso adelante y va a proponer a los fabricantes que de forma voluntaria lo incorporen de serie y para ello tienen hasta diciembre de este mismo año para ponerse de acuerdo entre todos.

De no producirse un acuerdo positivo, la CE invitará a los 27 países miembros a activar reglamentos que obliguen a todos los vehículos nuevos a incorporar de series el eCall. Al ser una reglamentación a nivel europeo, se buscará que de esa forma se puedan reducir los costes de fabricación del sistema. Un sistema de seguridad más, un paso menos en la lucha contra la accidentalidad.
Vía Consumer