Hace poco tiempo hablamos de mascotas,
y de cómo llevarlas con seguridad en nuestros viajes en coche.
La realidad nos dice que ni todo el mundo tiene claro cómo llevar a una mascota
a bordo, ni sabe que son directamente responsables de los daños que produzca su
mascota en un incidente. Es decir, que estamos obligados a asumir cualquier
responsabilidad derivada de nuestra mascota, ya sea porque se cruce con un
coche y provoque una colisión, como por cualquier otra situación de peligro.
La
DGT ha recordado una publicación ya algo antigua de su revista
“Tráfico y Seguridad Vial”, un extenso artículo sobre este tema que en Circula
Seguro queremos (re)difundir por ser de la máxima importancia. No en vano, en
España, hay millones de perros y gatos en las familias, y como parte de ellas
también son ocupantes en los viajes de vacaciones. Al menos la mayoría, porque más
de 100.000 perros son abandonados cada año (cifras variables, pero
aproximadas), unos números que nos dan una idea de la vergüenza que supone
abandonar a un miembro más de nuestra familia en una carretera perdida.
En el post anterior, el que comentaba hace un
momento, ya contamos las precauciones básicas a seguir para viajar
seguros, tanto las mascotas, como los demás ocupantes. Es fundamental
conocer la legislación al respecto, y es fundamental conocer los métodos de
transporte de mascotas más seguros. Eso sí, lo más básico es tener un poco de
sentido común y pensar que las mascotas son otro pasajero más, y que si no
llevaríamos a nuestro hijo suelto y sin SRI, ¿por qué vamos a llevar al perro
libre?
Una colisión con tu
perro suelto en el coche puede ser fatal para ambos
Existe un porcentaje nada despreciable de
accidentes que tienen su origen en un animal. Es decir, que en su origen
interviene de alguna manera un animal: un animal salvaje, una mascota suelta,
una mascota libre dentro del coche que provoque una distracción,… Entre todas
esas causas, también hay que notar el modo en que se produce el incidente: no
es lo mismo un jabalí “a la espantada” que cruza la carretera (o la autovía, se
ha visto de todo), que un perro abandonado y desorientado que no es capaz de
salirse de delante del coche, que un perro revoltoso que despiste al
conductor del coche en el peor momento.
De entre todas ellas, y he de decir que me parece repugnante y cobarde dejar
abandonado a su suerte a un animal, son evitables los incidentes provocados por
perros (y otras mascotas) sueltos. Los casos de animales salvajes (jabalís,
caballos, ciervos, incluso serpientes aventureras) son impredecibles y no se pueden evitar, realmente.
Los datos son antiguos, pero escandalosos: en 2008
se registraron 12.000 accidentes provocados por animales, y el 23%
correspondían a mascotas abandonadas (perros, en realidad). Con la crisis, la
tendencia a abandonar crece, ya que por desgracia una parte de la sociedad es
así. En 2010 los accidentes provocados por animales suben a 17.000,
y además se recogieron 110.000 perros abandonados, que no se supone que sea el
100% de los animales.
La cosa está clara: si no entendemos que somos
responsables del bienestar, la seguridad, y todo incidente causado por nuestra
mascota, mejor es que no la tengamos. En el mejor de los casos, hay quien se da
cuenta de que no puede y la cede a un familiar, le proporciona un nuevo hogar,
se preocupa.
En el peor están los cobardes que abren la
puerta y no miran atrás.
Un perro de 20 kg, en un impacto a 50 km/h será
equivalente a una masa de 700 kg. Piensa en ello cada vez que
prescindas de cualquier arnés porque vas “un momentito, ¡aquí al lado!”. En
caso de colisión, no solo tu mascota sufrirá graves lesiones, sino que tú
mismo, o tu familia, podéis salir muy gravemente heridos, o no salir.
En todo caso, todo está en tus manos, y
es bueno recordar este tipo de cosas de manera especial en verano.