12 de mayo de 2013

¿Cuándo sabemos que somos peatones?




Los peatones son protagonistas de la Segunda Semana Mundial de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial que finaliza mañana. A ellos le dedicamos esta serie de artículos en sintonía con el III Tweetup de Seguridad Vial – Edición #Peatones porque sabemos que junto con los ciclistas son los que tienen mayor probabilidad de sufrir o verse implicados en un siniestro vial.
Al tratarse de un grupo de riesgo dentro del fenómeno vial, es muy importante conocer quién forma parte de este colectivo y por qué son más vulnerables. Un mismo espacio compartido entre transeúntes o viandantes y vehículos con o sin motor conlleva a veces conflictos y no es difícil imaginarse las consecuencias, sobre todo, cuando hay niños y mayores de por medio. La falta de alerta en situaciones de riesgo o la desinformación sobre las normas puede que les identifique. En parte, porque no nacemos peatones, con el tiempo nos hacemos…
Llamemos a las cosas por su nombre

Se considera que una persona es peatón cuando ésta transita a pie, es decir, va andando por una vía pública y no conduce ningún vehículo. Una definición que sería incompleta si no especificamos que además se consideran también peatones las personas que empujan o arrastran: un coche de niño, un coche de impedido o cualquier otro vehículo sin motor de pequeñas dimensiones; las personas que conducen a pie un ciclo o ciclomotor de dos ruedas; los que utilicen monopatines o similares y los impedidos que circulan al paso en una silla de ruedas, con o sin motor.
No vamos a explicar ahora, como si estuviéramos en una clase de educación vial de primaria, el ABC de la guía del peatón para referirnos a la acerabordillo y calzada para enseñar lo que se debe hacer y evitar para desplazarse con seguridad pero hay que reconocer que viene bien comentarlo para recordar las reglas del buen peatón en beneficio propio y en el de todos si queremos mejorar o hacer más segura nuestra movilidad.
Tenemos que saber que los peatones son los conductores de su propio cuerpo. De ahí, su vulnerabilidad ante un atropello, ya sea, en ciudad o en carretera. Tampoco, podemos olvidarnos de los discapacitados que utilizan para desplazarse las vías públicas. Éstos, como peatones que son, al igual que los mayores, tienen más riesgos e impedimentos, así como una mayor dificultad para recuperarse en caso de sufrir lesiones. Seamos tolerantes y solidarios con ellos, sobre todo, en los pasos de peatones ya que a su dificultad de movimientos se une muchas veces la falta de infraestructuras adecuadas.

Como conductores, pongamos de nuestra parte
Son muchas las situaciones en las que existe peligro de atropello de peatones por parte de los conductores. Por ello, es necesario tomar medidas de precaución respecto a las personas que van andando, ya sea por ciudad o carretera, para evitar los temidos atropellos. No queremos pensar que el conductor es siempre el culpable, ya que hay que admitir que existen también muchas conductas imprudentes de los peatones. En todo caso, se trata de seguir algunos consejos para evitar males mayores como, por ejemplo:
  • Peatones haciendo uso del móvil. Como conductores, debemos estar especialmente atentos a los peatones que circulan haciendo uso del móvil. En muchas ocasiones éstos cruzan la calle, avenida, pasos de peatones y andan hablando por el móvil, mirando o escribiendo un mensaje sin estar atentos a los vehículos que circulan por la vía principal.
  • Peatones en verano y sitios de fiesta. Durante el verano o fines de semana es donde aprovecha el peatón joven para trasladarse de un lado a otro, de un pueblo a otro o de ruta entre locales disponibles y puede que algunos peatones vayan bajo los efectos del alcohol o drogas propiciando con esta situación, los atropellos.
  • Peatones por la acera. No se debe circular con un vehículo muy pegado a la acera, ya que los peatones pueden invadir la calzada de forma voluntaria al encontrar una dirección que andan buscando, sufrir un resbalón o una caída hacia la calzada, irrumpir con prisas ante un día de lluvia, etcétera, en cuyo caso la posibilidad de atropello es alta. También, tenemos que prever cuando circulemos por zonas de estacionamientos, ya que sobre todo los niños, por su baja estatura, pueden irrumpir en la calzada sin ser vistos por cualquier conductor.
En definitiva, somos peatones cuando vamos a pie y conductores cuando vamos a los mandos de cualquier vehículo y, tanto unos como otros, debemos cumplir las normas de circulación de vehículos y peatones. Si tenemos en cuenta la responsabilidad que conlleva compartir un mismo espacio, entre todos, debemos asumir que en las vías públicas debe haber una actitud de convivencia, comprensión y tolerancia con los más vulnerables, en especial, los niños y mayores como peatones.