2 de junio de 2009

Ninguna silla infantil obtiene el máximo nivel de seguridad


El RACE acaba de publicar un informe según el cual no hay un solo asiento infantil que resista los impactos de un crash test con un nivel óptimo de seguridad. El club del automóvil ha realizado pruebas con 28 modelos de sillas infantiles que se comercializan en Europa y ha obtenido en once casos niveles de seguridad satisfactorios (los segundos en una escala del 1 al 5). Nueve de los modelos analizados en la prueba comparativa resultan “aceptables” y ocho suspenden estrepitosamente. De ellos, tres resultan “insatisfactorios” y los otros cinco, “muy insatisfactorios”.


El otro punto interesante del estudio consiste en conocer qué sucede cuando un niño que viaja en el coche con la mochila cargada a la espalda sufre una colisión. El vídeo que ha publicado el club de automovilistas no deja lugar a dudas: Sentarse con la mochila puesta es muy peligroso.

Ciertamente, no todos los asientos infantiles son iguales. En la comparativa del RACE tenemos ejemplos para todos los gustos. Y las pruebas realizadas contemplan todo tipo de colisiones sin que los resultados se compensen entre sí. Dicho de otra manera, si un SRI resulta altamente peligroso en una colisión frontal o lateral, de poco le servirá tener otros puntos positivos. Habrá suspendido de forma fulminante.

Va un ejemplo de esta variedad que encontramos entre asientos infantiles. Solemos decir que el anclaje isofix es el más adecuado porque es el que garantiza la mejor sujeción de la sillita al vehículo. Sin embargo, el análisis publicado por el RACE deja patente que ni siquiera todos los anclajes isofix tienen la misma eficacia. De hecho, los hay que en caso de choque se desmontan por el camino, comprometiendo seriamente la integridad física del niño.

Dejando de lado la comparativa, el RACE recuerda que cuanto más tiempo pase el niño viajando de espaldas al sentido de la marcha, tanto mejor. En esa posición, los SRI analizados protegen al menor contra las colisiones frontales de forma mucho más eficaz que cuando se colocan en el sentido de la marcha. Hay que tener en cuenta que en los asientos que se montan mirando hacia delante sólo se sujeta el tórax del niño, por lo que la cabeza del menor se desplazará hacia delante en caso de colisión. Eso es especialmente importante cuando hablamos de bebés, ya que la desproporción entre la cabeza y el resto del cuerpo es notoria y el cuello es todavía extremadamente débil.


La mochila, en el maletero
En el ámbito de este estudio, el RACE también ha efectuado pruebas de choque reproduciendo una escena que suele verse a las puertas de los colegios. El chaval se sube al coche cargando su mochila a la espalda y, tal cual, se sienta en el SRI. Poco después, el coche impacta contra un obstáculo.
Siempre que hablamos de dispositivos de sujeción como el SRI (o el mismo cinturón de seguridad para adultos) hacemos hincapié en la necesidad de que no haya ningún elemento que produzca excesos de holgura, ya que de esta manera el dispositivo prácticamente se inutiliza. En el caso de los adultos, las pinzas que aflojan el cinturón o un anorak grueso pueden hacer que el ocupante se libre del cinturón en el momento del choque. Con un niño y una mochila sucede lo mismo.
Si tenemos en cuenta que un cuerpo en movimiento acumula una energía cinética que es proporcional a su masa y al cuadrado de la velocidad a la que se desplaza, comprenderemos que una sujeción debe ser firme, ya que a medida que aumenta la velocidad aumenta la exigencia que demandaremos a esa sujeción si damos un frenazo brusco, un volantazo o, en el peor de los casos, sufrimos una colisión.
Fuente RACE