El mejor amigo y fiel escudero que siempre nos recibe el primero cuando abrimos la puerta de casa. Nuestro perro es inseparable y nos acompaña en todas y cada una de nuestras aventuras, pero muchos de los dueños no conocen exactamente la forma correcta y legal de desplazarse con su mascota en el coche. Casi el 85% de las mascotas se desplazan en turismo según el informe El perro y la seguridad vial, del Ministerio del Interior y la Dirección General de Tráfico, pero un alto porcentaje lo hacen de manera errónea.
Desde Circula Seguro hemos recogido estas seis recomendaciones que debes de tener siempre grabadas en la memoria para desplazarte en coche junto a tu perro con ética y seguridad. ¿Comenzamos el viaje? ¡Guau, guau!
Primer mandamiento: Garantizarás tu libertad de movimientos y el campo de visión
Un perro en el coche es sinónimo de distracción, pero al volante hemos de concentrar nuestros cinco sentidos en la carretera y la ley de Tráfico es muy estricta en ese sentido, como dice en su artículo 13 del Real Decreto Legislativo 6/2015, de 30 de octubre, rotulado como «Normas generales de conducción»:
“El conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía. A estos efectos, deberá cuidar especialmente de mantener la posición adecuada y que la mantengan el resto de los pasajeros, y la adecuada colocación de los objetos o animales transportados para que no haya interferencias entre el conductor y cualquiera de ellos.”
Por lo tanto y en conclusión, siempre y cuando tu perro no interfiera tu campo de visión no estarás infringiendo la ley, pero ¿es tan sencillo como parece?
Segundo mandamiento: Nunca le alimentarás antes del viaje
Es una regla básica que, desde luego, varía en función de tu mascota y de cómo se comporte en este tipo de situaciones. Hay perros que soportan mejor los viajes que otros, pero este mandamiento puede aplicarse de manera general para cualquiera de ellos. Entre la última comida y el comienzo del viaje es recomendable dejar pasar unas horas para evitar que el can se maree y acabe vomitando o termine evacuando sobre tu tapicería de cuero. En cambio, sí resulta muy necesario hacer alguna parada para ofrecerle agua, soltar piernas y airear un poco. Reserva la comida para cuando llegues a tu destino.
Tercer mandamiento: No lo llevarás suelto en los asientos traseros
En relación con el primer mandamiento de este artículo, llevar al perro suelto es la manera más fácil de hacerte la conducción imposible y, por tanto, la ley lo castiga. Utilizar correajes que se enganchen al collar del perro no resultan útiles para conseguir retenerle en su sitio y, en cambio, pueden provocarle daños, rasgaduras e incomodidad, con el consiguiente riesgo para los pasajeros y la distracción del conductor.
Llevar al animal suelto en los asientos traseros es el peor escenario posible pues, además de poder moverse constantemente pudiendo afectar a los sistemas mecánicos como pedales o cambio de marchas, en caso de frenada brusca, el animal saldrá despedido contra el reposacabezas o el cristal frontal, aumentando considerablemente la gravedad de las lesiones.
De igual modo, un perro con la cabeza asomada por la ventana supone un riesgo para el resto de usuarios de la vía por el peligro de caída que conlleva.
Cuarto mandamiento: Utilizarás los sistemas de retención adecuados
No todos protegen de igual forma a tu perro, ni sirven para todos los tamaños y razas. Por lo general, si tu perro es grande debe de ir en el maletero sujeto con un arnés de doble anclaje y corto recorrido, separado del habitáculo con una red o rejilla. En el caso de tener un perro pequeño siempre puedes llevarlo en su transportín, colocado a los pies de los asientos traseros. En cualquier caso otra alternativa muy útil es la de usar arneses unidos a los enganches de los cinturones de seguridad de los asientos traseros. Aquí recogemos toda la tipología de forma resumida:
- Rejilla divisoria: se coloca entre los pilares de la estructura del coche y separa la cabina del maletero, permitiendo mayor libertad al animal sin molestar a los pasajeros. En caso de colisión el animal puede sufrir mayores daños.
- Transportín: por un lado puede ir sujeto al cinturón de seguridad pero en colisiones fuertes puede destrozar los puntos de sujeción del cinturón. En el suelo del vehículo encajan bien si son de pequeño tamaño y por ir tan ajustados, la energía del impacto se absorbe rápidamente. Si el perro es grande y queremos llevarlo en el maletero, existen transportines para colcar en posición transversal a la dirección de la marcha.
- Arnés: existe de uno y dos enganches. El primero se engancha al cinturón de seguridad del vehículo y por ello no es demasiado seguro pues, en caso de colisión, la hebilla del arnés se puede romper. El segundo evita el desplazamiento hacia delante pues consta de un sistema de unión corto, por lo tanto, no se transmite ninguna carga al conductor.
Quinto mandamiento: No encerrarás a tu perro en el coche
Nunca está de más recordar esta norma que muchos se empeñan en olvidar a pesar de su enorme peligrosidad. En verano o cuando hace calor, dejar a tu mascota encerrada en el coche con las ventanas cerradas –o un poco abiertas– es una irresponsabilidad, pues el golpe de calor puede llegar a ser mortal en menos de media hora. El habitáculo en verano puede alcanzar una temperatura de hasta 40 grados y los animales no refrigeran el cuerpo como los humanos.
Recuerda, además, que los animales necesitan descansar y el calor sofocante les agota si están parados y sin moverse. Por ello, es importante que si tienes que bajar del coche, bajes con tu perro para aprovechar a que se airee, beba y haga sus necesidades.
Sexto mandamiento: Acariciarás y premiarás para reforzar su conducta
Si has cumplido los mandamientos anteriores, entonces tu perro estará feliz, se sentirá cómodo en el coche y hará de tu viaje un placer. Premia su buena actitud para reforzar esa conducta positiva y que cada viaje sea un disfrute para él y los tuyos. Si por el contrario, tu perro no consigue adaptarse al coche, es importante hacerle sentir seguro y tranquilizarle con caricias y mimos que le ayuden a relajarse poco a poco.
En algunos casos también es recomendable hacer una visita a un veterinario para obtener consejos profesionales sobre qué medicamento puede funcionar mejor en caso de que tu perro no consiga viajar sujeto en el coche. Por unos viajes en coche en los que todos estemos cómodos y seguros.
Fuente: Circula Seguro