Ya sea durante estas
vacaciones de Navidad o en tus próximas escapadas de fin de semana, prepararte
bien para el invierno en carretera es prioritario antes de comenzar la
aventura invernal. Las importantes bajadas de temperatura y los cambios bruscos
de clima son ya más que habituales y, quienes más lo sufren, en gran medida son
nuestros vehículos. La fina escarcha de las mañanas y los parabrisas empañados
son los grandes protagonistas, por lo que conocer unos básicos consejos
para organizar bien tu coche y adaptar tu conducción a las condiciones
especiales del invierno es el primer paso para garantizar tu seguridad y la de
los tuyos.
Del mismo modo que
ocurre en verano, los sistemas de climatización y refrigeración del coche son
elementos esenciales para viajar seguro y prevenirnos también ante cualquier
circunstancia, más aún en el periodo invernal. Aparcar tu coche en el garaje es
una buena solución si dispones de esta posibilidad, por el contrario, te tocará tirar de ingenio y
rascador mañana tras mañana. Si no quieres que el temporal de
invierno te pille por sorpresa, es conveniente que sigas unos pasos previos;
pero igual o más importante será que adoptes ciertos comportamientos de
conducción una vez estés al volante.
Mantenimiento básico:
prepara el coche para el frío invierno
Antes de arrancar, dos consejos: revisión
y preparación. La mecánica del coche sufre en gran medida los
inconvenientes derivados del frío, por lo que hay ciertos asuntos sobre los que
debemos poner el ojo constantemente en estas fechas. Quizá lo más importante
sea mantener estables los niveles del líquido refrigerante del
motor, el cual evitará que este no se congele; pero también la batería,
que debe hacer mayores esfuerzos para encender el motor en frío y, por tanto,
puede deteriorarse. La luna térmica, las luces y
los ventiladores de la calefacción serán otros de los puntos a
tener en cuenta.
·
La batería debe
de tener el nivel de carga adecuado, lógicamente, pero también conviene que
tenga limpios y protegidos los bornes con grasa, para evitar que se forme
sulfato en ellos.
·
El aceite debe cambiarse una vez al año o cada 10.000
kilómetros y si, además, es durante la época fría del año, será mejor que te
inclines por un aceite de viscosidad baja (5W-40) que mejore la
resistencia del motor.
·
Los neumáticos deben conservar su presión y dibujo en las gomas al
menos por encima de los 3 mm. Puede que este también sea buen momento para
montar los neumáticos de invierno,
pero en cualquier caso, ten siempre a mano un juego de cadenas.
·
El anticongelante, como hemos dicho, protege el circuito de
refrigeración y conviene cambiarse cada dos años o 40.000 kilómetros. Unos
limpiaparabrisas nuevos también agradecerán tener anticongelante rebajado en el
depósito del detergente.
·
La calefacción será tu fiel amiga en esta época fría del
año, así que cuídala. Una revisión a tiempo hará que tus viajes sean cómodos y
agradables. Y ya de paso, comprueba el aire acondicionado, las lunetas térmicas
y el alternados y correa del circuito eléctrico.
·
Los amortiguadores puede que se te pasen por alto, pero
resultan también de importancia en esta lista. Para tenerlo todo a punto,
debes de saber cuándo deben de renovarse y, para ello, puedes hacer la
comprobación con tu propio peso sobre el capó. De esta manera verás cuánto
tarda en recobrar la posición y si su funcionamiento es correcto.
Ante cualquier posible emergencia en carretera no
te olvides nunca de disponer de un botiquín adecuado con su kit de primeros
auxilios, gasas, alcohol, algodón, esparadrapo, una botella de agua y
una manta para el frío exterior. Recuerda tener tu móvil siempre
con la carga máxima para poder avisar a los servicios de emergencia si
fuera necesario.
Por su puesto, si
dispones de otros accesorios de emergencia como el extintor (comprueba su
caducidad), la linterna o las pinzas para los bornes de la batería, tus viajes
no tendrán ningún cabo suelto.
¡Todo
listo! Ahora toca conducir de forma segura
La conducción en
invierno es delicada y debemos adaptarnos a un clima que puede cambiar
bruscamente. El viento, la nieve, la lluvia y el
frío son riesgos que cambian las circunstancias del asfalto,
reducen la adherencia del neumático y aumentan las posibilidades de
sufrir un accidente. Percibir estos riesgos y aprender a circular
correctamente con ellos mejorarán tu seguridad y te anticiparán ante cualquier
imprevisto.
Recuerda que lo más
importante es llegar, así que olvídate de la velocidad. Levanta el
pie del acelerador y sigue estos consejos que aquí te recomendamos:
·
Evitar el cambio de carriles y los adelantamientos si
no resultan imprescindibles.
·
Seguir el trazo de las rodaduras de otros vehículos para
reconocer con mayor facilidad el recorrido de la carretera y las maniobras que
han realizado otros coches (como, por ejemplo, en el trazado de una
curva, o para detectar obstáculos en la carretera como piedras). Así también
evitarás las zonas más deslizantes del asfalto.
·
No frenar, ni dar volantazos bruscos para
controlar el coche, ya que puedes perder el control. Lo mejor es conducir de
forma suave y anticiparse a los riesgos para tener tiempo de reacción.
·
Si la carretera está helada, aumentar la distancia de seguridad.
·
En carreteras heladas o cuesta abajo reducir a una marcha menor antes
de lo habitual; así podrás bajar la velocidad de forma gradual.
En invierno resulta
igualmente importante disponer de una buena visibilidad, tanto para ver cómo para ser visto.
Disponemos de menor tiempo de luz natural que, junto al aumento de las
precipitaciones y la niebla hacen más complicado viajar por carretera. Por
ello, no sólo debemos de disponer de un alumbrado funcionando de forma
adecuada, sino también saber cuándo debemos de activar las antinieblas y las
luces largas.
El asfalto en invierno,
una pista de patinaje
Conducir sobre un firme deslizante y con
hielo nos puede poner en situaciones delicadas de enorme
peligro. Si esto sucede, y el coche se ‘va de morro’, tenemos la posibilidad
de corregir la posición siguiendo una serie de pautas:
·
Mejor prevenir que curar: entra en la curva a una velocidad
moderada y suelta gas para no deslizar.
·
Girar demasiado el volante puede provocar que las
ruedas soporten demasiada fuerza centrífuga, por lo que conviene no hacerlo, o
al menos hacerlo de forma progresiva.
·
Si tenemos que corregir y el coche se desliza desde su parte trasera,
mantén la calma, actúa con rapidez pero sin movimientos bruscos.
·
Nos tocará maniobrar o ‘contravolantear’,
girando el volante hacia el lado contrario, hasta que poco a poco notes que el
coche se coloca en su lugar.
·
No debemos preocuparnos si el coche se cruza un poco, si así evita un
latigazo hacia el lado contrario.
·
No acelerar ni frenar. Lo que sí debes hacer es pisar el embrague a fondo
para descargar peso de delante
Ojalá estos consejos
de prevención y conducción puedan ayudarte a hacer de tus
viajes invernales más seguros, pero recuerda que nuestra seguridad reside
en gran medida en nuestras propias manos. Circular a una velocidad moderada,
con todos los sentidos puestos en la carretera y con tu vehículo a punto harán
de tus fines de semana de escapada invernal inolvidables.
Fuente: Circula Seguro.