21 de octubre de 2011

Si paras "sólo un momento", no molestes a los demás

Dentro de nada, llegan las vacaciones navideñas y de nuevo ,nos sumergimos en el periodo de las compras de navidad. Seguimos con las compras, con los encargos, con los recados… En definitiva, seguimos con esa especial necesidad de una movilidad extraordinaria que hace que nos desplacemos continuamente en coche, yendo aquí y allá con las prisas, sabiendo que en cada parada que hagamos podemos estar perdiendo minutos de oro.

Es habitual encontrarse con gente que, para ahorrarse el coste del parking, llegan hasta su zona de compras favorita como acompañante del conductor, se bajan del coche en cualquier lugar y al cabo de un rato regresan cargadas de bolsas, suben de nuevo al coche y a correr otra vez hasta el siguiente punto de parada. Como quien viaja en autobús, pero sobre sólo cuatro ruedas. Mientras duran las compras, el conductor va viendo que su vehículo molesta, pero mentalmente recurre a un argumento clásico para la ocasión: “Es sólo un momento”.

La cuestión es que somos muchos quienes nos encontramos de compras. Y todos tenemos prisa porque todos tenemos que cumplir con un montón de compromisos en muy poco tiempo. Así pues, ¿por qué no vamos a tener todos el mismo derecho a parar donde sea porque “es sólo un momento”?

Es evidente que el efecto multiplicador de esta conducta daría lugar a un escenario donde la movilidad sería imposible. Por eso, para evitar mayores problemas, lo más eficaz y positivo para todos es elegir un buen lugar donde parar.

De hecho, el Reglamento General de la Circulación prohíbe que nos paremos donde podamos interrumpir o dificultar el paso del resto de usuarios de la vía. Por poner un ejemplo clarificador: podemos parar en un vado permanente, pero siempre y cuando no haya vehículos que quieran acceder o salir del inmueble donde ese se encuentra ese vado. Por otra parte, la definición legal de “parada” contempla un tiempo inferior a dos minutos y la imposibilidad de abandonar el vehículo. Lógico: si paramos, que sea realmente “un momento”. Y si vemos que vamos a molestar, que podamos desaparecer cuanto antes.

La Ley fija unos mínimos, pero como conductores responsables podemos ser más cuidadosos con los demás. A la hora de elegir un lugar para parar, podemos pensar en las siguientes opciones:
Nunca en una calle principal. La función de estas vías es canalizar los grandes flujos de tráfico. Si paramos en una calle principal “porque es ancha” estaremos contribuyendo a que esa arteria vial se convierta en un callejón de mala muerte que soporta un tráfico insoportable.
Mejor en una calle secundaria. Las calles secundarias permiten que paremos sin molestar a tantos conductores. Si lo hacemos con agilidad, causaremos el menor perjuicio posible. En caso necesario, por ejemplo si el coche molesta para que alguien utilice su vado, podemos dar una vuelta a la manzana y volver a parar. De todas formas, si esto se repite, quizá nos salga más a cuenta dejar el coche en un parking.
Lejos de la esquina. En primer lugar, porque ese es el lugar de paso natural de los peatones. En segundo, porque si paramos justo después de doblar la esquina, los vehículos que vengan detrás nuestro nos encontrarán de sopetón en medio del paso, interrumpiremos su circulación y por tanto la circulación de la calle principal.
Claro, que estas indicaciones no debemos ponerlas en práctica sólo nosotros como conductores. También es aconsejable que nuestros acompañantes sepan dónde es mejor hacer una parada con el coche. Si ellos mismos se acostumbran a elegir un buen lugar para quedar, no nos forzarán a molestar al resto de la gente con nuestras maniobras