17 de octubre de 2011

Arriesgando su vida y la de su hijo



Vamos a ponernos serios para tratar un tema bastante peliagudo que pudimos ver esta semana en la revista “ Motorpasión Moto”. Allí se nos mostró la actitud completamente irresponsable de un “padre” con su hijo de tres años a lomos de una moto.

Sin embargo, lo más llamativo fueron los comentarios de ciertos lectores se echaban las manos a la cabeza y trataban de desproporcionada la sanción impuesta al padre. Con el fin de que vosotros seáis lo más objetivos posible, no os voy a contar nada más y os dejo directamente con el video en cuestión:


Pues si, tal y como habéis podido ver, el individuo lleva a su hijo pequeño sentado en el tanque de combustible de una mala bestia de dos tiempos y 450cc de motocross, las cuales no están homologadas para circular por las vías públicas ya que carecen de faro, matricula, seguro y permiso de circulación. El pobre niño va sin ningún tipo de protección y para el que no lo sepa, la altura del asiento de una de estas motos no llega por muy poco al metro de altura por lo que, incluso en parado, una caída podría ser fatal.

Por si esto no fuera poco, no se limita a dar un corto paseo a velocidad reducida por una zona exenta al tráfico, no, sino que lo hace en una especie de urbanización y a gran velocidad, incluyendo durante el “paseo” múltiples maniobras que entrañan gran riesgo tales como caballitos, saltos, etc. Cualquier cosa podría haber salido mal: un fallo en la conducción, un vehículo que no se percataba de su presencia, un peatón, un niño jugando…

La sanción impuesta al “padre” (no tengo más remedio que volver a entrecomillarlo, no merece que lo llame como tal), ha sido la de ingreso en prisión y me imagino que algún tipo de multa económica. Además, se estaba estudiando retirarle la custodia de su hijo y aquí fue donde la gente se rasgaba las vestiduras en los comentarios, y donde yo también me las rasgo, pero precisamente para defender que, al menos, lo asusten mucho y a partir de este momento le hagan un marcaje más pegajoso del que le hace un defensa a algún futbolista, para que la próxima vez que haga algo, por muy pequeño que sea y que ponga en peligro la vida de su hijo (hasta encender una barbacoa a menos de tres metros de él, por ejemplo), no lo dejen volver a ver. Bueno, tampoco seamos radicales, que lo vuelva a ver cuando por lo menos el pequeño ya haya gastado cinco juegos de cuchillas de afeitar, y no de las desechables.

¿Cómo se puede ser tan sumamente (ponga aquí usted el adjetivo que se le ocurra)? Que no me venga contando historias que al niño le gusta, disfruta y no sé qué. Igual también sonreiría si lo tirasen en paracaídas, aunque no llevase uno a la espalda. Que él se quiera jugar la vida, pase, pero que encima ponga en juego la vida de los demás y lo que es peor, la de su hijo me parece de imbécil, concretamente de la primera acepción del DRAE:
•          Imbécil: Alelado, escaso de razón. U. t. c.