4 de julio de 2011

Educación vial para niños (y 9): cómo se trabaja en los colegios

Ya hemos hecho nuestros deberes de fin de curso escolar y nos merecemos unas buenas vacaciones con nuestros peques. Por eso, con este artículo terminamos el Especial sobre Educación Vial para niños de Circula Seguro. Durante estas nueve semanas que ha durado este Especial hemos intentado transmitir a los lectores que nuestra propia educación vial es la que tenemos que inculcar a nuestros hijos, empezando desde su tierna infancia, para que en futuro ellos también puedan poner en práctica los mismos conocimientos aprendidos.

Durante todo ese tiempo, hemos tratado sobre normas básicas y fundamentales de seguridad vial, como son: caminar y cruzar la calle respetando semáforos y pasos de peatones, aprender a ver y ser vistos, utilizar correctamente la bicicleta cuando se pasea respetando las normas, comportamiento en moto, en coche y en autobús cuando vamos de viaje, así como los elementos de seguridad útiles y necesarios como el sistema de retención infantil, el uso del cinturón de seguridad y el uso del casco de protección cuando vamos en vehículos de dos ruedas.

Pero antes de terminar la serie, no podemos olvidar la educación que recibien nuestros hijos en el colegio. Fuera de casa y gracias al trabajo de los educadores es donde empiezan a desenvolverse por sí mismos y a aprender a comportarse. Vamos a verlo.

Educando a nuestros hijos les estamos ayudando a convivir de mejor manera y a sentirse bien en el ambiente en que se mueven. De esa manera aprenderán a dar valor a algunas conductas y comportamientos. Como nos ven, así actúan. Por eso, valores como llevarse bien con lo demás, comprender, ser paciente y sobre todo, el respeto a lo ajeno son imprescindibles para un sano desarrollo de nuestros pequeños. Un niño que sabe y conoce hasta donde puede llegar cuando está con más niños podrá vivir una vida más saludable y sana, independientemente de si está en un entorno escolar o familiar.

La educación cívica está antes que la educación vial. De ahí, si el niño sabe respetar a los demás, será más fácilmente respetado y así como con todo. Tenemos que empezar desde su tierna infancia, desde antes de nacer incluso. Y la prueba la tenemos cuando antes de nacer, desde dentro del vientre de la madre, al oir a sus progenitores se pone a dar pataditas para llamar su atención o para pedir sustento. Después de nacer, los niños ni son buenos ni son malos, poco a poco y con la ayuda de sus padres, educadores y de los que conviven con ellos, aprenderán lo que está bien y lo que está mal.

En la educación de nuestros pequeños tienen que aprender a entender y asumir el papel de cada persona como uno mas y hacerles ver o fomentar el respeto por las conductas o por las normas condicionadas del día a día. Por eso, es fundamental que los niños y niñas vayan comprendiendo el por qué de las normas. Observando a las personas mayores que van paseando, circulando con la bicicleta o en coche y que cumplen con las señales y normas del tráfico, ellos también harán lo mismo cuando sean mayores y tengan la edad para conducir.

Para hablar de la Educación Vial de nuestro país, además de aportaros mis conocimientos y mi opinión particular al respecto, me remito a una entrevista que hizo Josep, hace ya tiempo, a mi amigo Diego Gutiérrez por su excelente y premiada experiencia como educador en la enseñanza pública. Según nos explicó Diego en su entrevista, la Educación Vial se impartía en los Parques Infantiles de Tráfico normalmente de titularidad municipal así como en el colegio impartiendo clases y a cuyo cargo había un policía local. Hoy en día, dichos parques han proliferado por doquier y eso es bueno, pues llega a mucha más población.

Por otro lado, los colegios públicos además del contenido teórico de cada curso escolar, los tutores que inician el ciclo escolar tienen en su agenda impartir educación vial. Casi todas las asignaturas tienen algunos temas relacionados con esta materia de forma transversal, aunque lo ideal sería que tuvieran una asignatura independiente o troncal desde la educación infantil sobre educación vial y que extendida o continuada en ciclos superiores pudieran asimilar y convalidar la parte teórica que se requiere para obtener el permiso de conducción de ciclomotores.

Los centros públicos de enseñanza a nivel de colegio e institutos reciben la ayuda de los medios materiales y humanos de que dispone la DGT. Cada Jefatura Provincial de Tráfico dispone de un departamento de educación vial con recursos materiales a disposición de monitores, maestros, profesores, entidades o instituciones públicas o privadas, asociaciones de víctimas o cualquier interesado que a título profesional o particular desee impartir educación vial. También dispone, cada jefatura provincial, de varios funcionarios que como coordinadores provinciales de educación vial se ofrecen para desarrollar algunas clases o charlas en colegios e institutos coincidiendo con el programa escolar de cada centro.

También FUNDACIÓN MAPFRE pone su granito de arena con sus iniciativas y programas que desde hace tiempo viene presentado en muchos pueblos y ciudades de España con su Caravana de Educación Vial dotada de un aula formativa y con un circuito donde poder realizar los escolares clases prácticas de karts y aplicar lo aprendido. También y desde hace tiempo con un CD-DVD se presentó la campaña ‘Cebras a bailar’ para que los más peques a través de canciones puedan aprender algunas normas básicas de seguridad. Lo vemos:

No puedo olvidarme de la labor de muchos policías locales y guardias civiles de tráfico que cuando se les llama acuden a cubrir alguna actividad dentro del curso escolar. Con su experiencia, además de ocuparse de la parte preventiva, enseñan a los más peques la mejor forma de comportarse dentro de nuestras ciudades y carreteras. Durante mis andaduras como colaborador de la DGT y de varias asociaciones, pude ver como existe mucha demanda sobre educación vial y cada vez, son más las peticiones que realizan los centros docentes y de enseñanza reglada para cubrir los programas de algunos de sus ciclos educativos. Bienvenidos también, aquellos padres que se ofrecen para colaborar y a mejorar nuestro sistema educativo.

Desde Circula Seguro pensamos que invertir en la educación de nuestros pequeños es invertir en su futuro, y no cabe duda que enseñarles a comportarse como peatones primero y después como conductores en un circuito programado con carriles y señales que regulan la circulación, realmente lo es. La prueba está en que si habilitan en algunos municipios espacios públicos para la concentración de jóvenes donde realizan “botellonas”, no sería mala idea construir un parque infanil adaptado a las normas de tráfico pensando también en la educación y seguridad de nuestros jóvenes.

Es preciso recordaros que los niños aprenden con el ejemplo. El ejemplo que damos como padres, en la forma de relacionarnos con los demás, de pedir las cosas, de compartir mesa, asiento, de cooperar, de ayudar a los demás, de defender, de reclamar, de tolerar y aceptar. Todas estas actividades son copiadas por nuestros pequeños. Si los padres no tienen paciencia con su hijo, ¿qué creen que el niño va a aprender? La responsabilidad que tienen los padres en la transmisión de los valores a sus hijos es importantísima. Así que tomen nota porque nuestros pequeños y jóvenes de hoy lo agraderán mañana.

Con esto, ya hemos visto cómo se enseña en los colegios o por lo menos ya sabemos algo más sobre la educación vial que se imparte, hoy por hoy, en los centros de enseñanza pública. De cómo enseñan a nuestros hijos a comportarse como peatones y como usuarios de vehículos. Pero, no estamos solos en la enorme tarea de crear una mente adulta que transite y circule por la vía pública de forma segura y eficiente. Hay detrás, educadores, monitores, policías, maestros y profesores de formación vial que trabajan para una educación y formación encaminada a reducir la siniestralidad vial. ¿Cómo?... pues, poniendo todos de nuestra parte en educar a futuros peatones y conductores para hacer una movilidad más cómoda y segura.

Y no quisiera terminar sin hacer un llamamiento a nuestros lectores y saber que hemos logrado transmitir nuestro mensaje. Toda ayuda, opinión y duda contribuirá a mejorar la educación vial que se imparte en los colegios. Estamos convencidos de que la única forma de reducir el número de siniestros, empieza con la buena educación cívica y vial de nuestros niños y niñas. Y en la parte que nos toca, como padres y madres es la de adoptar la postura del educador y saber transmitirle esos valores de protección y respeto hacia los demás, como por ejemplo, dentro de la escala de valores, anteponer la prudencia por delante de la velocidad.

En definitiva, nosotros somos el mejor ejemplo para nuestros hijos. Cuanto más recursos y buenos consejos les demos, más pronto asimilarán las conductas positivas y mejor se desenvolverán por nuestras calles y carreteras