9 de junio de 2011

Usuarios de izquierdas y de derechas, todavía los hay

Una vez pasadas las elecciones municipales, reproducimos integramente un artículo de opinión publicado en la Web "circula seguro" que nos ha parecido muy interesante.

Hablar sobre usuarios de izquierdas y de derechas, en unas fechas que coinciden con las elecciones municipales, suena a discurso político, pero no es el caso. El presente título viene a raíz de una expresión utilizada por mi compañero Morillu en su artículo sobre, recortar costes, sí, pero no a costa de recortes de metros, refiriéndose al “despistado de izquierdas”.

También Jaume nos habló sobre la unión de carreteras, con ejemplos tales como “el noviazgo” o la “boda relámpago” para llegar a explicar los efectos y forma de circular ante las intersecciones e incorporaciones en un entramado vial que queramos o no, tenemos que compartir entre todos.

Dada la variedad de opiniones sobre el uso y preferencia de carriles, sobre todo en las maniobras que implican desplazamientos, hay que ir más allá de las palabras y recurrir al sentido común. Pero profundicemos un poco.

El escenario vial por carretera no es como un ‘buffet libre’, donde podemos picar de un lado para otro. Igual que nos comportamos de forma cortés y educadamente en nuestras relaciones sociales, también en el tráfico tenemos unas normas y unas preferencias que cumplir. Un desplazamiento lateral sin ver ni señalizar, puede que no sea un riesgo en una carretera o avenida con poco tráfico, pero sí que lo es en muchas otras circunstancias. Por eso, asumir el riesgo cuando nosotros mismos lo podemos controlar me parece una incitación al conflicto.

¿Hacemos un buen uso de los carriles?

Tenemos claro que un carril es la franja longitudinal que divide a la calzada, la cual puede estar delimitada o no por marcas viales longitudinales, y con anchura suficiente para la circulación de una fila de coches. Ya, sólo nos falta saber el número de carriles para definir la anchura total de la calzada y tan contentos. Sin embargo, hacemos más complicado el panorama de nuestras calles y carreteras con la creación de carriles diseñados exclusivamente para determinados vehículos (bicis, bus), vehículos de velocidad lenta, carriles de incorporación, etcétera.

Cuando vamos por ciudad aplicamos el mismo concepto de carril, pero en este caso contamos con calles o avenidas y que dependiendo de su anchura podrán ser de doble o único sentido. En ciudad es donde más problemas puede haber en cuanto a la de utilización de carriles puesto que tenemos que adaptarnos a la señalización tanto horizontal como vertical. Activar el intermitente derecho o izquierdo va a depender de la señalización que impere en ese lugar a nuestro paso. Por otro lado, la complejidad del tráfico se hace más patente por los frecuentes cortes de carril debido a las obras o por cualquier otra medida de ordenación municipal.

¿Por qué utilizamos el carril izquierdo si tenemos libre el derecho?

Una pregunta con una respuesta que va a depender de por donde vayamos circulando pues, como ustedes saben, por casco urbano tenemos que utilizar el carril que más convenga a nuestro destino. Dicho esto, parece como si el carril de la derecha ya no existiera. Me explico, parece que estamos dando cobertura al conductor despitado, que a sabiendas de que puede ser un obstáculo para los demás, siempre tendrá la excusa perfecta para justificar su situación. Y es ahí de donde viene el problema, no sabemos o no queremos aplicar la norma sobre la utilización de carriles por la conectividad inevitable de continuar nuestro viaje. No nos preocupa, cuando vamos al volante, si estamos dentro, cerca o lejos de la población con tal de llegar cuanto antes a nuestro destino.

Cuando obtuve mi permiso de conducir, hace un poco más de dos décadas, al emplear los términos de derecha e izquierda aplicados a la circulación de vehículos, era todo más fácil. Como norma general, el carril derecho para circular y el izquierdo para adelantar. Había menos coches y era más fácil moverse tanto por casco urbano como por vía interurbana. Actualmente, con el aumento del parque automovilístico se ha tenido que avanzar mucho sobre todo en el diseño de carreteras así como en planes de movilidad urbana para hacer más cómoda la circulación.

Pues bien, a sabiendas de esa norma general y dependiendo de si circulamos por ciudad o por carretera, el uso de los carriles es distinto. El crecimento de las ciudades con su concentración de actividades hace más extensa la red vial. De ahí, que nos encontremos con grandes avenidas compuestas de varios carriles y conforme nos vamos acercando al centro de la población se reducen hasta formar una calle con la anchura suficiente para una o dos filas de coches. Por eso, para visitar el centro de las grandes ciudades es preferible aparcar el coche en el extrarradio.

Pero bueno, si queremos aproximarnos un poco más a nuestro destino, conducir por la ciudad conlleva compartir los carriles de circulación. El uso del carril estará condicionado a seguir un itinerario conocido, en caso contrario, lo mejor sería utilizar el carril derecho por si hay que realizar una parada o decidimos preguntar a alguien sobre la dirección correcta. Otra ventaja de circular por el carril derecho es tomar fácilmente los cambios de direccíón a ese lado; en caso de que por la señalización nos obligara seguir de frente o a la derecha, siempre tenemos la oportunidad de cambiar el sentido de la marcha más adelante.

La utilización del carril no es cuestión de gustos

Dicho de otra manera, si vamos por el interior de una población y disponemos de varios carriles para nuestro sentido de la marcha, ¿necesariamente debemos utilizar el carril que más convenga a nuestro destino?. Puede que si no conocemos el itinerario, la mejor opción sea utilizar el carril de nuestra derecha ya que si utilizamos otro distinto podemos entorpecer la circulación del resto de usuarios. Un ejemplo muy claro lo tenemos cuando accedemos a una glorieta circular tan de moda en nuestras ciudades. El uso del carril derecho es el menos conflictivo si queremos salir por alguna de las salidas de la rotonda. Si aplicamos la “teoría de la flexicurva” convirtiendo la curva en recta nos damos cuenta de que omitimos el desplazamiento lateral involuntario.

La anterior explicación aplicada a las carreteras o vías interurbanas con más de dos carriles no sería aplicable ya que la norma general nos obliga a circular por la derecha. Es decir, no estamos condicionados a una señalización de carriles por tratarse de tramos de carretera de larga distancia. También puede resultar peligroso adelantar por la derecha a un vehículo que circula a menor velocidad y por el centro de la calzada sin motivo aparente. Imaginaros si a última hora decide pasarse a su carril derecho, en este caso, tendríamos todas las de perder.

Si asociamos carril con velocidad, puede que el carril izquierdo tenga todas las papeletas para ser usado como vía libre para adelantar y de paso presumir de coche. Es más, sólo necesita estar libre, pisar acelerador, intimidar al de delante con destellos de luz y ponerse el primero. Pero ojo porque esto tiene dos connotaciones viales, una es bastante curiosa, y es que a veces suele ocurrir que el carril derecho vaya más rápido que los demás debido a que son más los que se pasan al carril izquierdo y la otra, los accidentes por alcance múltiples en cadena debidos a los desplazamientos laterales de última hora.

Por tanto, no está justificado en carretera circular por el carril central o izquierdo a no ser que queramos adelantar o facilitar una incorporación. Utilizar un carril distinto del situado más a la derecha, sin que las circunstancias de la vía lo aconsejen es además una infracción grave al reglamento de circulación.

Por eso mientras vamos conduciendo,  sorprende ver a lo lejos, vehículos circulando a una velocidad más lenta y en solitario por el carril izquierdo de una autovía o autopista teniendo libre el carril derecho. ¿Por qué crear un conflicto donde no lo hay?