21 de junio de 2011

Las personas mayores tienen ciertas ventajas al volante: Experiencia y prudencia

En declaraciones a los medios de comunicación, la directora del Observatorio de Seguridad Vial, Anna Ferrer tras participar en las II Jornadas Divulgativas de Seguridad Vial: “Informar para prevenir” organizadas por la FUNDACIÓN MAPFRE, ha abogado por “afinar” los mecanismos para detectar cuándo una persona mayor de 65 años ha perdido la capacidad para conducir y para mejorar el funcionamiento de los centros de reconocimiento de conductores.

Y no es para menos ya que algunos titulares adelantaban la noticia sobre el número de víctimas mortales en accidentes de tráfico implicados mayores de 65 años y que superan por primera vez las cifras de fallecidos del colectivo de jóvenes entre 18 y 24 años. De manera oficial, según los datos de la DGT, en 2010 hubo 318 personas fallecidas con edad que superaban los 65 años, frente a la cifra de 259 fallecidos de entre 15 y 24 años.

Si el objetivo es reducir un 30 por ciento los accidentes de tráfico, con estos nuevos datos sobre la movilidad y accidentalidad de los mayores de 65 años, tenemos que interesarnos aún más por la seguridad de nuestros mayores.

Los mayores como conductores y peatones
No podemos olvidar que los mayores junto con los niños, constituyen los dos grupos de personas de más alto riesgo de accidentalidad como peatones. Saber el motivo es un poco complicado, quizás habría que empatizar con ellos para conocer cuáles son los problemas a los que se enfrentan. Las personas con los años perdemos agilidad y somos menos capaces de evitar o calcular la velocidad a la que se aproximan los vehículos. Por eso, a más edad necesitaremos más tiempo para cruzar una avenida. De ahí, la importancia de una buena infraestructura que se adapte a los peatones ancianos dentro de la movilidad urbana.

Los niveles de accidentalidad que presentan los mayores de 65 años revelan su condición de grupo de riesgo al cuadrado, es decir, corren riesgos como peatones y como conductores. De ahí, que las estadísticas sumen ambos niveles al mismo tiempo. Otro añadido a ese aumento de siniestralidad de este grupo de riesgo puede ser que la mayoría de estas personas se ven afectadas por problemas de salud y por condiciones ambientales que dificultan su movilidad, disminuyendo también su seguridad vial.

En España 2,3 millones de conductores tienen más de 65 años. Es el colectivo que, según las estadísticas, sufre menos siniestros. Quizás por esta razón son los olvidados de las campañas de seguridad vial. Así lo considera el 80% de los conductores mayores de 65 años. La conducción, con más de 65 años, cambia. Por tanto, son los mayores de 65 años, ¿mejores cómo conductores o cómo peatones?

Viendo este video nos podemos hacer una idea de lo que piensan nuestros protagonistas de hoy, los mayores:


¿Cuándo perdemos nuestra capacidad para conducir?
Los automovilistas mayores de 65 años hacen bueno el refrán que asegura que “más sabe el diablo por viejo, que por diablo”. Se resisten a dejar de conducir, una práctica que han realizado durante muchos años, y consideran que la edad no es ningún inconveniente; además, estos conductores, critican la agresividad que muestran hoy en día los jóvenes y denuncian su temeridad al volante. Por otro lado, el exceso de precaución comporta también sus riesgos. Por ejemplo: conducir a baja velocidad por el carril izquierdo en carreteras con más de dos carriles para el mismo sentido de marcha o tardar demasiado a la hora de incorporarse a una vía más rápida.

Tenemos que ser conscientes de que con los años se van perdiendo reflejos, agudeza visual y auditiva. Por cuestiones de salud, si existe mal tiempo evitamos salir a la calle. También somos más reacios a salir en las horas punta y a circular por vías inseguras o por lugares desconocidos. No cabe duda, que el deterioro tanto físico como psíquico que produce el envejecimiento hace que el conductor se adapte a una serie de medidas protectoras y reductoras de riesgos. Se toman nuevos patrones de movilidad y de adapatación al entorno para reducir el riesgo de accidentes.

No olvidemos que los mayores de 65 años consumen medicamentos con frecuencia. Entre ellos, diuréticos, analgésicos, antihipertensivos y calmantes que son fármacos que disminuyen la concentración y aumentan el tiempo de reacción. Por tanto, nuestro estado de salud es muy importante para la seguridad vial y por eso las revisiones periódicas que se hacen en los centros médicos, ya sean públicos o privados, deben de colaborar para advertir a sus pacientes sobre los peligros de algunos medicamentos con la actividad de conducir.

Realmente es difícil y traumático para el ser humano reconocer nuestras propias carencias, pero tenemos que pensar, que todos, algún día también seremos mayores.